El “Monotributo encubierto”: Grandes empresas utilizan la figura para la informalidad laboral
Un reciente informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDeSA), basado en datos perfeccionados del INDEC, revela que el 14% de los asalariados “en negro” facturan como monotributistas a sus empleadores.

Esta práctica es sorprendentemente más común entre las grandes empresas con baja informalidad, mientras que es marginal en las microempresas, donde se concentra la mayor parte del empleo no registrado.
Radiografía de la informalidad laboral y el rol del monotributo
El INDEC ha enriquecido la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) al incorporar preguntas sobre el registro en el Monotributo, permitiendo un análisis más detallado de la informalidad laboral en empresas privadas. Según este relevamiento, un preocupante 40% de las personas contratadas por empresas privadas trabajan “en negro”, es decir, sin registro. Lo más llamativo es que el 14% de estos trabajadores no registrados declaran ser monotributistas y emiten facturas a sus empleadores. Esto significa que, si bien el trabajador percibe una relación de dependencia laboral, legalmente el vínculo se formaliza como una relación no laboral, donde la empresa simula contratar un proveedor de servicios en lugar de un asalariado.
Este fenómeno presenta una desagregación particular según el tamaño de la empresa, lo que desmiente ciertas percepciones comunes:
- Microempresas (menos de 10 trabajadores): Aquí se concentra la mayor informalidad, con el 77% de los trabajadores “en negro”. Sin embargo, de estos, solo el 7% entrega factura de Monotributo a su empleador.
- Empresas medianas (entre 10 y 40 trabajadores): El 14% de sus trabajadores está “en negro”, y de ellos, el 24% utiliza el Monotributo.
- Grandes empresas (más de 40 trabajadores): A pesar de tener una baja informalidad general (solo el 8% de sus trabajadores está “en negro”), un significativo 45% de esos trabajadores no registrados entrega factura de Monotributo.
Estos datos demuestran que, si bien el empleo asalariado “en negro” está muy concentrado en las pequeñas empresas, el uso del Monotributo como una forma de eludir la legislación laboral es una práctica mucho más extendida entre las empresas de mayor tamaño.
Causas de la informalidad y la baja productividad de las microempresas
La alta informalidad en las pequeñas empresas se atribuye, en gran medida, a su muy baja productividad. Esto se traduce en remuneraciones que son menos de la mitad de las que pagan las empresas con trabajadores registrados y muy por debajo de los mínimos salariales establecidos en los convenios colectivos. A esto se suman los costos laborales adicionales que implicaría formalizar el empleo: beneficios laborales (antigüedad, vacaciones, aguinaldo), contribuciones patronales a la seguridad social (alrededor del 30% del salario) y contribuciones sindicales (entre 3% y 5%).
IDeSA argumenta que pretender aplicar la legislación laboral actual al vasto universo de microempresas es una «causa perdida» debido a la imposibilidad administrativa y los elevados costos que esto implicaría para ellas. Esto sugiere que las regulaciones laborales, diseñadas para contextos de mayor productividad y escala, se convierten en una barrera insalvable para la formalización en el segmento de las microempresas.
Propuestas para la formalización y la sostenibilidad previsional
El informe de IDeSA subraya que los recientes pasos para moderar y dar certidumbre al costo del despido son un avance en la dirección correcta, pero resultan insuficientes. Es imprescindible abordar otros aspectos de las instituciones laborales que impiden a las microempresas tener a sus trabajadores «en blanco». Entre las reformas más importantes se proponen:
- Establecer un mínimo no imponible sobre la masa salarial a las contribuciones patronales: Con un bajo costo fiscal, se eliminaría la presión sobre los costos laborales de las microempresas, incentivando la formalización.
- Terminar con la litigiosidad espuria en las justicias provinciales por riesgos del trabajo: La incertidumbre y los altos costos asociados a los juicios laborales desincentivan la contratación formal.
- Permitir que las empresas, en acuerdo con sus trabajadores, se desenganchen de los convenios colectivos sectoriales o de actividad: Esto brindaría mayor flexibilidad para adaptar las condiciones laborales a las realidades productivas de las microempresas.
Finalmente, el estudio alerta sobre un aspecto crucial del sistema previsional. El hecho de que el 77% del empleo no registrado se encuentre en empresas con menos de 10 trabajadores, cuyas remuneraciones son un tercio del salario registrado y donde el 90% ni siquiera paga el Monotributo, desmitifica la creencia de que el déficit previsional se resolverá simplemente con la formalización de estas personas. IDeSA concluye que, mientras no aumente la productividad de estas microempresas, los aportes de sus trabajadores al sistema previsional seguirán siendo marginales, lo que requiere un esfuerzo considerable para mejorar su desarrollo económico.