Las jubilaciones estarían 32% más altas si Milei no hubiera cambiado la fórmula de movilidad

El haber mínimo de los jubilados argentinos sería hoy de $403.302 si el Gobierno de Javier Milei no hubiera modificado la fórmula de movilidad previsional por decreto en marzo de 2024.

Lo revela un informe del Centro de Economía Política de Argentina (CEPA), que concluye que los ingresos de los pasivos son actualmente un 32% inferiores a lo que hubiesen sido bajo la normativa anterior. Esta situación se agrava mientras el Gobierno anuncia que vetará la ley de incremento previsional aprobada por el Congreso, que buscaba mitigar la pérdida de poder adquisitivo.

El impacto de la nueva fórmula en los ingresos

El presidente Javier Milei había prometido que los ingresos de los jubilados no perderían más contra la inflación. Sin embargo, en marzo de 2024, mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), se modificó la fórmula de movilidad jubilatoria. La nueva normativa establece que los haberes se actualizarán mensualmente según el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC, pero con dos meses de retraso. Adicionalmente, se otorgó una recomposición del 12,5% por única vez, una cifra que, según el informe del CEPA, dista mucho de compensar la licuación generada por la devaluación de principios de mandato.

La fórmula que regía antes del decreto presidencial combinaba la evolución de los salarios y la recaudación. De acuerdo con los cálculos del CEPA, basados en datos del INDEC y la ANSES, una jubilación mínima sin bono con el mecanismo anterior ascendería hoy a $403.302. Esto representa una diferencia de $98.576 respecto a los $304.726 actuales, consolidando una pérdida del 32% en el poder adquisitivo. Esta disparidad se replica en otros niveles de haberes jubilatorios, impactando transversalmente a la población pasiva.

Momento clave y «motosierra disfrazada»

El informe del CEPA subraya la relevancia del momento elegido por el oficialismo para implementar la modificación de la fórmula de actualización. El cambio se produjo justo cuando la inflación comenzaba a mostrar signos de desaceleración, un período en el cual el esquema derogado (la fórmula anterior) hubiera empezado a generar una mejora en el poder adquisitivo de los jubilados en relación con el aumento de precios. Esta coincidencia temporal sugiere, según el estudio, una «motosierra disfrazada» que buscó evitar una recuperación de los haberes.

Además de la fórmula de movilidad, el análisis del CEPA también pone el foco en el bono complementario, que se ha mantenido congelado en $70.000 desde marzo de 2024. Considerando una inflación acumulada del 127% desde esa fecha, el informe calcula que, si este bono hubiera sido indexado al IPC, debería estar en $158.000 para junio de 2025. Esto implica que, por la desactualización de este componente, cada jubilado pierde aproximadamente $89.000 mensuales en su poder de compra real.

En términos de poder adquisitivo, el CEPA concluye que, en el segundo trimestre de 2025, las jubilaciones sin bono se encuentran un 3,1% por debajo del último trimestre de la gestión anterior. Si se incluye el bono, la caída es aún más pronunciada, alcanzando un 15,7%. Esta regresión sitúa la jubilación mínima actual en niveles comparables a los registrados en la década de 1990, un período marcado por la estabilidad nominal, pero con ingresos reales ajustados a la baja para muchos sectores.