Baños de hielo: Expertos alertan sobre los riesgos para la salud de esta tendencia viral
Deportistas e influencers han popularizado los baños de inmersión en hielo como terapia física y mental. Sin embargo, científicos advierten que esta práctica, sin supervisión adecuada, puede ser peligrosa, especialmente para personas con afecciones cardíacas no diagnosticadas, a pesar de sus supuestos beneficios que carecen de respaldo científico sólido.

La imagen de celebridades, influencers y atletas, como David Beckham, sumergiéndose en bañeras llenas de hielo se ha vuelto una constante en redes sociales. Lo que antes era una técnica específica para la recuperación de deportistas de élite, se ha transformado en una tendencia viral que gana terreno en gimnasios, spas e incluso hogares. Durante los recientes Juegos Olímpicos de París 2024, numerosos atletas recurrieron a esta práctica post-competición, evidenciando su uso profesional. No obstante, fuera de este ámbito, el fenómeno ha crecido exponencialmente sin la suficiente información científica que respalde muchas de sus afirmaciones. En países como Suecia o Noruega, los videos de personas sumergiéndose en lagos congelados también forman parte de este auge.
A pesar de su creciente popularidad, científicos como Samuel Cornell (Universidad de New South Wales) y Michael Tipton (Universidad de Portsmouth) han levantado la voz de alarma en un artículo publicado en The Conversation. Ambos expertos señalan que los baños de hielo pueden ser peligrosos para la salud, particularmente para individuos con afecciones cardíacas no diagnosticadas.
Mitos y realidades de los baños de inmersión en frío
Según Cornell y Tipton, si bien los baños fríos pueden ofrecer una ayuda modesta en la reducción del dolor muscular después de ejercicios intensos, no existen pruebas sólidas que validen afirmaciones comunes promovidas por influencers, como el aumento de testosterona, la mejora de la salud mental o la aceleración del metabolismo. «La mayoría de las afirmaciones son anecdóticas y amplificadas por influencers», advierten los expertos, haciendo hincapié en la falta de rigor científico detrás de gran parte de la popularidad de esta práctica.
Otra preocupación expresada por los científicos es la proliferación de centros de bienestar que ofrecen terapias de contraste (combinación de baños de hielo con sauna) sin un control adecuado del tiempo de exposición. Asimismo, señalan el acelerado crecimiento del mercado de bañeras de inmersión en frío, valorado en 338 millones de dólares en 2024, a pesar de la escasa regulación existente.
Los riesgos fisiológicos y precauciones esenciales
Cuando el cuerpo humano se sumerge en agua por debajo de los 15 °C, entra en un estado de shock. Este impacto se manifiesta en un aumento del ritmo cardíaco, la presión arterial y la respiración. Permanecer demasiado tiempo en estas condiciones puede derivar en hipotermia, cuyos síntomas incluyen confusión, dificultad para hablar y un riesgo elevado de infarto o ACV, incluso en personas jóvenes y aparentemente sanas.
Ante estos riesgos, los expertos recomiendan una serie de precauciones cruciales para quienes deseen incursionar en esta práctica:
- Realizar un chequeo médico previo para descartar cualquier condición preexistente, especialmente cardíaca.
- Comenzar de forma gradual con duchas frías breves antes de intentar la inmersión completa.
- Evitar realizarlo en soledad, asegurándose de contar con alguien cerca en caso de una emergencia.
- Limitar la exposición a un máximo de 3 a 5 minutos para evitar complicaciones.
- Reconocer los síntomas de alarma: temblores intensos, entumecimiento, confusión o desmayos. Ante cualquiera de estos signos, se debe salir del agua de inmediato.
El auge de los baños de hielo subraya la necesidad de un debate informado y basado en evidencia científica. Lo que podría ser una herramienta beneficiosa bajo supervisión y para fines terapéuticos específicos, puede convertirse en un riesgo significativo cuando se replica sin control, guiado únicamente por las tendencias de las redes sociales.