Aumento del pan: costos suben más del 100% y cierran panaderías

El precio del pan volverá a subir en Argentina debido al incremento de más del 100% en algunos insumos clave, como grasas y margarinas, en un contexto de caída de ventas de hasta el 50% y el cierre de más de 1.400 panaderías en todo el país.

El sector denuncia que los aumentos de costos superan ampliamente los anuncios de baja inflación del Gobierno, afectando gravemente la rentabilidad y la sostenibilidad de los negocios.

La escalada de costos asfixia al sector panadero

La industria panadera argentina se prepara para un nuevo aumento en el precio del pan, impulsado por una «escalada de precios de insumos que han subido más de un 100%,» según advirtió Miguel Di Betta, presidente de la Federación Argentina de la Industria del Pan. Esta situación contrasta fuertemente con los informes gubernamentales que anuncian una inflación de dígitos bajos mes a mes.

Di Betta explicó en Radio Splendid que el incremento en el costo de la grasa y la margarina se debe a la escasez de cebo, producto de la baja en la producción de carne y las restricciones a las importaciones. «Hemos tratado de aguantar la suba porque bajan las ventas cada día, pero no nos ha quedado otra opción,» lamentó el industrial, subrayando la difícil balanza entre mantener precios accesibles para los consumidores y cubrir los crecientes costos operativos.

La Cámara de Panaderos de Rosario ya había alertado semanas atrás sobre esta tendencia, informando que insumos esenciales como grasas, margarinas y levaduras habían experimentado aumentos de entre el 30% y 35% solo en los últimos 40 días. Estos incrementos se suman a la carga de servicios exorbitantes, con panaderías de tamaño medio enfrentando facturas de luz que superan los cinco millones de pesos mensuales.

Caída de ventas y cierre masivo de comercios

El panorama se agrava con una drástica caída en las ventas, que en algunos casos alcanza el 50%. Martín Pinto, presidente del Centro de Industriales Panaderos de Merlo y referente de la Cámara de Industriales Panaderos (CIPAN), enfatizó que si la situación actual persiste, «van a seguir cerrando panaderías.» La realidad es sombría: más de 1.400 panaderías ya bajaron sus persianas en todo el país.

Pinto graficó la delicada situación que atraviesa el consumidor promedio: «La gente hoy compra lo que puede y no lo que quiere.» Esta contracción del consumo obliga a los panaderos a considerar aumentos de precios, a pesar de ser conscientes de que no es la solución de fondo. «Muy a nuestro pesar, es posible que tengamos que incrementar el precio de nuestros productos en los próximos días, para tratar de equilibrar un poco los costos de producción,» afirmó.

La crisis económica ha transformado la gestión financiera de estos negocios. «Antiguamente los panaderos sacaban préstamos para arreglar su panadería o para comprar máquinas, hoy se endeudan para pagar los aguinaldos, la luz, el gas, ya no saben qué hacer,» explicó Pinto, ilustrando la desesperación que atraviesa el sector.

La carga impositiva y la competencia desleal

A la suba de materias primas y servicios públicos se suman los aumentos en impuestos como Ingresos Brutos y tasas municipales, haciendo «insostenible mantener los comercios,» según los panaderos. Esta presión fiscal, combinada con la caída de las ventas, impulsa el crecimiento del trabajo informal, que no asume los mismos costos operativos.

Di Betta denunció la competencia desleal generada por «mucho empleado en negro» en el rubro, mientras que Pinto advirtió sobre los riesgos para la salud pública asociados a la proliferación de panaderías clandestinas. «El trabajo clandestino no solo perjudica a la industria panadera, sino que es un serio riesgo para la población, porque muchas veces el pan se fabrica en lugares sin la higiene y las condiciones de salubridad que tiene que tener la elaboración de productos alimenticios,» alertó el representante del CIPAN.

El sector panadero enfrenta un desafío multifacético: costos de insumos y servicios en alza, una demanda deprimida y una carga impositiva creciente, todo en un marco de competencia desleal que amenaza la viabilidad de los negocios establecidos y pone en riesgo la calidad y salubridad de los productos.