El asado, un lujo en Argentina: precio disparado un 68% en un año, muy por encima de inflación y salarios
A pesar de una inflación general a la baja, el precio del asado se ha disparado un 68% en el último año, superando con creces el IPC y la capacidad adquisitiva de los salarios. Con un promedio nacional que ya roza los $11.000 por kilo y picos de $24.000 en la Patagonia, este emblemático corte se convierte en un símbolo del deterioro económico y el cambio en los hábitos de consumo de los argentinos.

Aunque el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de mayo se ubicó en un 1,5%, el valor más bajo en los últimos cinco años, el precio del asado en Argentina continúa desmarcándose de la tendencia general. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), este corte emblemático no solo volvió a subir por encima del IPC en mayo, con un aumento del 2% y un promedio nacional de $10.971 por kilo, sino que su comportamiento a mediano plazo revela una problemática aún más profunda.
Una subida incesante que supera cualquier parámetro
La preocupación por el precio del asado no es nueva, pero las cifras actuales son alarmantes. En los últimos doce meses, el precio de este corte creció un 68%, un porcentaje notablemente superior al 43% acumulado del IPC en el mismo período. En lo que va de 2025, el alza del asado alcanzó el 19%, mientras que la inflación general acumulada fue del 13%. Esta disparidad es un claro indicador de que los argentinos están perdiendo poder adquisitivo frente a uno de sus alimentos más tradicionales.
Variaciones regionales y precios exorbitantes en la Patagonia
Más allá del promedio nacional, el precio del asado muestra una marcada variabilidad geográfica. Un reciente monitoreo realizado por +P en carnicerías del sur de la barrera sanitaria (Alto Valle-Patagonia) reveló precios que duplican o triplican la media. En esta región, el kilo de asado se ofrecía en promedio a $20.000, llegando incluso a picos de $24.000 en ciertas «promociones» de carnes pampeanas. Esta situación evidencia una profunda desigualdad en el acceso a este producto, haciendo que el asado sea un verdadero lujo en algunas zonas del país.
Salarios rezagados y un consumo en caída libre
El aumento desmedido del precio del asado se da en un contexto donde los salarios continúan perdiendo terreno frente a la inflación. Esta combinación letal impacta directamente en el consumo de carne vacuna. Un referente comercial del Alto Valle, consultado por +P, lo resume: «Está claro que los salarios siguen corriendo por detrás de la inflación, y esto se hace sentir en la demanda de carne. El asado en particular, y la carne en general, son los grandes perdedores de esta política económica».
La caída en el consumo se refleja en los precios de otros cortes de carne, que en su mayoría mostraron subas por debajo del IPC en mayo. Esto sugiere que los consumidores están optando por alternativas más económicas, como pollo, cerdo o incluso legumbres, o simplemente reduciendo la cantidad de carne roja en su dieta. La carne argentina, un pilar fundamental de la gastronomía y la cultura nacional, está perdiendo participación en la mesa familiar.
El asado en dólares: un lujo cada vez más inaccesible
La preocupación por el precio del asado no se limita a la moneda local. En mayo, el valor del kilo se acercó nuevamente a los 10 dólares, un nivel no visto en dos meses. Este encarecimiento en moneda extranjera se explica por una combinación de factores: el crecimiento constante de los costos de la actividad en pesos frente a un tipo de cambio que se mantiene relativamente estable.
El análisis en dólares también muestra un crecimiento sostenido del precio del asado desde enero del año pasado, consolidándolo como un producto cada vez más inasequible, tanto para el consumo interno como en comparación con los valores internacionales. El asado, símbolo indiscutido de la cultura gastronómica argentina, corre el riesgo de convertirse en una tradición reservada para unos pocos.
¿Cambio coyuntural o estructural?
Si bien el dato del IPC de mayo fue recibido con cierto optimismo, el comportamiento del precio del asado revela que persisten fuertes tensiones en la economía real, especialmente en el acceso a los alimentos básicos. La carne, que pierde participación en la dieta diaria, podría generar un impacto económico y cultural significativo. Si esta tendencia se mantiene, el clásico ritual del asado de fin de semana podría transformarse en un lujo inalcanzable para la mayoría de las familias.
La pregunta que queda abierta es si esta situación es coyuntural o si estamos presenciando un cambio estructural en los hábitos de consumo de los argentinos. Por ahora, el precio del asado no muestra señales de moderación y sigue siendo un claro indicador de una economía en plena transición.