El oxígeno de la tierra tiene fecha de caducidad: ¿cuánto tiempo será habitable nuestro planeta?

Un estudio reciente de investigadores japoneses y estadounidenses, en colaboración con la NASA, revela que la atmósfera rica en oxígeno de la Tierra, esencial para la vida, solo permanecerá estable durante aproximadamente 1.080 millones de años más. La evolución natural del Sol, que incrementará su luminosidad y provocará una "hambruna de CO₂" que afectará la fotosíntesis, será el principal motor de esta drástica desoxigenación. Aunque es un futuro lejano, el cambio climático causado por el ser humano ya está acelerando la transformación atmosférica.

La Tierra, nuestro único hogar conocido con vida, se enfrenta a un futuro incierto en el muy largo plazo, al menos en lo que respecta a su habitabilidad tal como la conocemos. La atmósfera terrestre, con su vital 21% de oxígeno, es un componente fundamental que ha permitido el florecimiento de millones de especies, incluida la humanidad. Sin embargo, la persistencia de esta composición atmosférica no es eterna, según revelan investigaciones científicas recientes.

Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Geoscience, realizado por investigadores de la Universidad de Toho (Japón) y del Georgia Institute of Technology (Estados Unidos), en colaboración con la NASA, ha arrojado luz sobre el destino lejano de nuestro planeta. Sus simulaciones indican que la atmósfera rica en oxígeno que hoy disfrutamos solo permanecerá estable durante aproximadamente otros 1.080 millones de años. Transcurrido este período, se producirá una drástica reducción del oxígeno disponible, transformando significativamente la habitabilidad del planeta.

La desaparición del oxígeno: un fenómeno impulsado por el sol

La causa principal de esta desoxigenación atmosférica radica en la evolución natural de nuestro Sol. A medida que la estrella envejece, su luminosidad aumenta gradualmente. Este incremento en la radiación solar provocará un aumento de las temperaturas en la superficie terrestre. Como consecuencia, se espera una mayor pérdida de dióxido de carbono (CO₂) debido a la intensificación de la actividad de la biosfera.

Este proceso es conocido como «hambruna de CO₂». Al disminuir la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, la fotosíntesis —el proceso fundamental por el cual las plantas y otros organismos producen oxígeno— se verá gravemente afectada y, eventualmente, se detendrá. El resultado será una atmósfera cada vez más pobre en oxígeno, volviéndose progresivamente menos apta para la vida aeróbica.

En un futuro lejano, la composición de la atmósfera terrestre volverá a parecerse a la que existía antes de la llamada ‘Gran Oxigenación’, un evento trascendental que ocurrió hace unos 2.400 millones de años. En aquella época, predominaban gases como el vapor de agua, el dióxido de carbono y el sulfuro de hidrógeno, con apenas trazas de oxígeno. La Tierra, por lo tanto, dejará de ser el «oasis azul» que es hoy para transformarse en un entorno hostil para la mayoría de las formas de vida que dependen del oxígeno.

El papel del cambio climático en la aceleración del proceso

Aunque la evolución natural del Sol es el principal motor de este cambio a escala geológica, el estudio también subraya un factor adicional de preocupación: la actividad humana ya está acelerando la transformación de la atmósfera a través del cambio climático.

Las emisiones de gases de efecto invernadero resultantes de actividades industriales, la deforestación y otras prácticas humanas están alterando la composición atmosférica a un ritmo sin precedentes. Fenómenos como eventos meteorológicos extremos, el aumento global de las temperaturas y las alteraciones significativas en los ecosistemas son señales claras de que el planeta está bajo una presión considerable. Si bien estos efectos son de una magnitud diferente a la evolución solar a largo plazo, demuestran la capacidad del ser humano para influir en la atmósfera y sus procesos vitales.

La investigación nos ofrece una perspectiva única sobre la fragilidad de las condiciones que hacen posible la vida en la Tierra. Nos recuerda que, aunque el escenario de la desoxigenación total esté a más de mil millones de años de distancia, la atmósfera es un sistema dinámico y vulnerable que ya está siendo modificado por nuestras acciones presentes.