Industria textil en emergencia: 6 de cada 10 empresas redujeron personal
La industria textil y de indumentaria argentina atraviesa su peor momento en años, con ventas en picada, despidos masivos y un avance récord de las importaciones. Un informe de Pro Tejer revela la magnitud de la crisis.

La industria textil y de indumentaria de Argentina está inmersa en uno de los momentos más críticos de su historia reciente. La alarmante situación se visibiliza en un reciente informe de la Fundación Pro Tejer, que detalla un panorama de caídas generalizadas en ventas, producción y empleo. Durante el primer trimestre de 2025, el 50% de las empresas del sector reportó una disminución en sus ventas respecto al mismo período de 2024, con una baja promedio del 5%. Si se extiende la comparación a los últimos dos años, el escenario es aún más desolador: 7 de cada 10 compañías experimentaron una contracción en sus ventas, con un retroceso promedio del 21%.
Esta drástica caída en las ventas impactó directamente en el mercado laboral. Desde fines de 2023 hasta marzo de 2025, el 72% de las empresas textiles adoptó medidas que afectaron a su personal, y un preocupante 6 de cada 10 firmas redujeron su plantilla de empleados. Esto consolidó un ajuste masivo en el sector, resultando en miles de despidos y suspensiones a lo largo y ancho del país. En cuanto a la producción, la mitad de las firmas consultadas registró una contracción promedio del 3% interanual. Sin embargo, al comparar con el mismo trimestre de 2023, el desplome productivo alcanza al 75% de las empresas, con una caída promedio del 20%.
Capacidad ociosa y sin señales de reactivación
La utilización de la capacidad instalada en la industria textil se mantiene en niveles históricamente bajos. Solo el 35% de las empresas mostró una mejora marginal respecto a 2024, pero ninguna logró recuperar los niveles de producción de hace dos años. En una comparación más amplia, el 80% de las compañías informó retrocesos en la utilización de su capacidad, lo que evidencia un aparato productivo inmovilizado y sin signos de reactivación.
El informe de Pro Tejer identificó tres factores clave que explican la profundidad de esta crisis. En primer lugar, la pérdida del poder adquisitivo por parte de los consumidores fue mencionada por el 82% de las firmas, afectando directamente la demanda interna. Le siguen el avance descontrolado de las importaciones (mencionado por el 63% de las empresas) y la apreciación del tipo de cambio (40%), que encarece la producción nacional y abarata los productos extranjeros. Estos elementos no solo desplomaron la actividad, sino que además generaron un freno total a la inversión: durante 2024, 7 de cada 10 empresas no invirtieron en maquinaria ni ampliaron su capacidad, y un contundente 80% no prevé hacerlo este año, lo que hipoteca el futuro del sector.
Importaciones récord, subfacturación y aranceles a la baja
El contexto externo tampoco ofrece alivio. La política de apertura comercial aceleró el ingreso de productos del exterior. En el primer trimestre de 2025, las importaciones de ropa crecieron un asombroso 86%, mientras que las de textiles para el hogar aumentaron un 109%. Este «boom» de importaciones fue impulsado, en gran medida, por la eliminación de aranceles y el auge del comercio electrónico a través del sistema courier.
Actualmente, el 67% de la ropa que se consume en Argentina es importada, y en los shoppings ese número asciende al 75%, ejerciendo una presión inmensa sobre la producción nacional. Pro Tejer advirtió además sobre posibles maniobras de subfacturación. Por ejemplo, los tejidos de punto importados ingresaron al país con un precio FOB promedio un 45% inferior al registrado entre 2015 y 2024. Esto se atribuye a la eliminación de valores criterio y a un menor control aduanero, que facilitan la competencia desleal.
La desregulación se reflejó en una baja generalizada de aranceles: la indumentaria y el calzado pasaron de un 35% a un 20%, los tejidos de un 26% a un 18%, y los hilados se redujeron hasta un 12%. Sumado a la apreciación del peso y un excedente global de oferta, el resultado fue un mercado local inundado de productos importados a precios imposibles de competir para la industria nacional.
Incertidumbre en las expectativas para 2025
Las expectativas para el resto de 2025 son mayormente sombrías. Un 40% de las empresas cree que su situación empeorará, otro 40% no prevé cambios y apenas el 20% vislumbra alguna mejora. La mayoría plantea como necesidades urgentes una reforma tributaria productiva (84%), medidas contra la competencia desleal (54%) y una corrección del tipo de cambio (38%). También se destacan pedidos de financiamiento al consumo y políticas que refuercen el poder adquisitivo de la población.
La Fundación Pro Tejer concluyó que esta profunda crisis no solo afecta la rentabilidad actual, sino que directamente compromete el desarrollo tecnológico alcanzado por el sector, desalienta inversiones futuras y profundiza la dependencia externa del país. La pérdida de empleo, el cierre de empresas y la desarticulación de la cadena de valor son efectos visibles de una política que, a su entender, privilegió las importaciones por sobre el sostenimiento y desarrollo de la industria nacional.