Alerta silenciosa: la hipertensión, un riesgo latente que exige control
La hipertensión arterial afecta a más de un tercio de los adultos en Argentina, y gran parte de ellos lo desconoce. Considerada una "enfermedad silenciosa", su detección temprana mediante el control regular de la presión arterial es crucial para prevenir complicaciones graves y mejorar la calidad de vida.

La hipertensión, definida por la fuerza sostenida que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias, es una condición que sobrecarga el corazón y puede dañar órganos vitales. Es un factor de riesgo principal para enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, demencia vascular, obesidad y ciertos tipos de cáncer. A pesar de su gravedad, la ausencia de síntomas evidentes la convierte en una amenaza oculta.
La sal, un enemigo silencioso en la dieta argentina
Uno de los principales detonantes de la hipertensión es el consumo excesivo de sal. Los argentinos ingieren, en promedio, 12 gramos de sal diarios, más del doble de los 5 gramos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta cifra se explica en gran parte por el sodio oculto en alimentos procesados como embutidos, panificados, snacks, comidas listas, aderezos y conservas, que representan cerca del 80% del sodio total que se consume.
La reducción de tan solo 3 gramos en la ingesta diaria de sal a nivel poblacional podría evitar aproximadamente 6.000 muertes anuales por enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares en Argentina, lo que se traduce en cerca de 60.000 vidas salvadas cada década.
La importancia de la detección temprana y el control
El Dr. Ramiro Sánchez, consultor de la Unidad Metabólica e Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Fundación Favaloro, enfatiza la importancia de la medición frecuente de la presión arterial. «La hipertensión no avisa. A veces puede haber dolores de cabeza, mareos o visión borrosa, pero no siempre. Por eso, la única manera confiable de saber si una persona es hipertensa es medir la presión con frecuencia», explica. Una presión arterial superior a 140/90 mmHg es considerada hipertensión, y a partir de ese punto, el seguimiento profesional es fundamental para determinar si se requiere tratamiento farmacológico o simplemente cambios en el estilo de vida.
La buena noticia es que la hipertensión es prevenible y tratable. El objetivo principal, una vez detectada, es lograr una presión arterial controlada, idealmente en valores iguales o menores a 130/80 mmHg. Esto se logra mediante una combinación de hábitos saludables y, en algunos casos, medicación.
Hábitos saludables: el camino hacia una vida con menos riesgos
La adopción de un estilo de vida saludable tiene un impacto directo y significativo en el control de la presión arterial. Incorporar más frutas y verduras a la dieta, reducir el consumo de sal, practicar actividad física regularmente, abandonar el tabaco, aprender a manejar el estrés, mantener un peso saludable y asegurar un sueño reparador son medidas sencillas pero poderosas que pueden marcar una gran diferencia en la prevención y el manejo de la hipertensión.
Es fundamental recordar que la hipertensión es una afección que no se manifiesta con señales claras. La responsabilidad de su detección recae en la medición regular de la presión arterial, incluso cuando uno se siente en perfectas condiciones. Este simple acto puede significar la diferencia entre una vida saludable y el desarrollo de complicaciones graves, reafirmando la importancia de la prevención y el control en la lucha contra esta enfermedad silenciosa.