Según un exhaustivo análisis del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate), un trabajador formal en Argentina debería percibir un salario bruto de $2.165.357 para poder cubrir los gastos esenciales de su grupo familiar. Este monto, que equivale a un ingreso neto de $1.753.939, se encuentra abismalmente lejos del salario mínimo vital y móvil oficial, que en marzo de este año se ubicó en apenas $296.832.
El cálculo realizado por el Mate se basa en la Encuesta Nacional de Gasto de Consumo de Hogares del Indec (correspondiente al período 2017-2018), actualizada teniendo en cuenta la inflación acumulada hasta la fecha. El informe pone de manifiesto el dramático deterioro del poder adquisitivo de los salarios en los últimos ocho años, durante los cuales el ingreso necesario para cubrir las necesidades básicas se multiplicó por 72, una cifra que los aumentos salariales no lograron acompañar.
El análisis detallado de los gastos revela que los rubros que mayor impacto tienen en el presupuesto familiar son alimentos y bebidas ($417.339), transporte ($275.851) y vivienda, agua y electricidad ($218.011). En conjunto, estos tres rubros consumen más del 50% del ingreso bruto necesario estimado por el Mate.
La comparación con la canasta básica total (CBT) del Indec, que establece la línea de pobreza para una familia tipo, resulta elocuente. Según el organismo oficial, la CBT alcanzó en el último relevamiento un valor de $1.100.267 netos (o $1.358.354 brutos), una cifra significativamente inferior al cálculo del Mate. Esta diferencia radica en que el informe del Mate apunta a un nivel de vida «socialmente aceptable», que contempla los derechos establecidos en la legislación laboral y un estándar de bienestar más amplio que el mero umbral de la pobreza.
El contundente informe del Mate pone de relieve la urgencia de abordar la problemática salarial en Argentina, donde una porción significativa de la población trabajadora formal se encuentra lejos de percibir ingresos que les permitan cubrir las necesidades básicas de sus familias con dignidad. La brecha entre los salarios reales y el costo de vida continúa siendo un desafío crucial para la economía y el tejido social del país.