Consecuencias de las bajas temperaturas en la salud de perros y gatos
Las bajas temperaturas no solo erizan la piel humana; también impactan la salud de nuestras mascotas, desde sus vías respiratorias hasta su ánimo y peso. Protegerlos del frío y adaptar sus cuidados es crucial para garantizar su bienestar en esta época.

El invierno, con su manto helado, representa un desafío para el sistema inmunológico de todos los seres vivos, y nuestros compañeros de cuatro patas no son la excepción. Cachorros y animales senior son especialmente vulnerables, ya que sus defensas aún no están completamente desarrolladas o comienzan a declinar. Si bien los perros son más evidentes víctimas del frío al salir a pasear diariamente, los gatos, maestros del disimulo, también sufren las bajas temperaturas, aunque su instinto de supervivencia los impulse a buscar fuentes de calor con sigilo.
«Como depredadores, a los gatos no les conviene mostrar debilidad», explica el veterinario clínico Andrés Santiago. «Son animales de origen africano, hábiles buscando el calor, por eso los vemos acurrucados junto a electrodomésticos, televisores u ordenadores». Si bien su instinto los protege en interiores, los gatos callejeros enfrentan un alto riesgo de hipotermia.
En el caso de los perros, algunas razas son más susceptibles al frío que otras, especialmente a partir de los ocho años. «Los animales medianos o grandes, como el pastor alemán o el Beagle, son más propensos a sentir el frío y a desarrollar problemas articulares como la artrosis», señala Santiago. Por otro lado, el veterinario Aguado destaca razas con doble capa de pelo, adaptadas a climas fríos como el Husky Siberiano, el Alaskan Malamute o el Samoyedo, aunque advierte que incluso estas pueden sufrir problemas articulares y necesitan protección contra la humedad.
Diversos factores modulan la sensación térmica en nuestras mascotas: tamaño, tipo de pelaje, edad y salud general. «Los cachorros y animales muy jóvenes son más propensos a la hipotermia porque su capacidad para regular la temperatura corporal aún no está desarrollada por completo. Es una causa común de mortalidad en recién nacidos», subraya Aguado.
La piel, primera barrera y primer indicador
La piel actúa como la primera línea de defensa contra el frío. «El frío debilita las defensas, y el cuerpo necesita más energía y nutrientes para protegerse. Por ello, en invierno, es beneficioso suplementar la dieta de perros y gatos con ácidos grasos Omega 3, presentes en alimentos como el salmón, para fortalecer la barrera cutánea», aconseja Santiago. El veterinario también recomienda considerar suplementos alimenticios (como aceites) o el uso de ropa específica durante los paseos. «Los condroprotectores, añadidos a su comida, ayudan a proteger sus articulaciones. En cuanto al abrigo para perros, es importante usarlo cuando las temperaturas descienden de los 15 grados. Estas prendas deben ser cómodas y no limitar su movimiento».
Ambiente cálido y seco: clave para evitar enfermedades
Mantener a los animales en un ambiente seco y cálido es fundamental para prevenir enfermedades invernales. «Es aconsejable que duerman sobre mantas o camas térmicas específicas, y secarlos bien después de los paseos si se mojan con la lluvia o la nieve. Para los que duermen al aire libre, garantizar un buen refugio es vital», enfatiza Santiago.
Aguado aclara una creencia común: «El frío por sí mismo no causa enfermedades infecciosas. Son los virus los que, aprovechando las condiciones, se instalan y desencadenan la enfermedad. Además, las bajas temperaturas provocan sequedad y vasoconstricción en las vías respiratorias, lo que dificulta la acción de las defensas».
Hipotermia, problemas respiratorios y articulares: los riesgos del frío
El frío puede abrir la puerta a diversas dolencias típicas del invierno. «La hipotermia causa temblores, piel fría, letargo y una disminución del ritmo de funciones vitales como la respiración y el latido cardíaco. También son comunes los problemas respiratorios como la tos de las perreras o la neumonía, que se manifiestan con tos seca, secreción nasal, apatía y dificultad para respirar», detalla Aguado.
Las dolencias articulares, como la artritis, también se agravan con el frío. «Sus síntomas incluyen rigidez, dificultad para moverse, cojera y menor actividad, siendo más frecuentes en perros y gatos mayores de 10 años», añade Santiago.
Dermatitis por frío y deshidratación: otros peligros ocultos
La piel de las mascotas también puede sufrir las consecuencias del frío, lo que se conoce como dermatitis por frío. «Se produce por el contacto con superficies frías o húmedas (nieve), causando grietas, enrojecimiento o descamación, especialmente en las almohadillas de las patas. Es recomendable aplicar cremas protectoras en esta zona y secar bien después de cada salida», aconseja Aguado.
El veterinario también advierte sobre un riesgo menos evidente: la deshidratación. «En invierno, los animales pueden beber menos agua al tener menor sensación de calor. Esto puede llevar a la pérdida de elasticidad de la piel, sequedad en las encías y letargo, especialmente en animales mayores o enfermos».
Finalmente, la temporada invernal puede influir en los niveles de energía y el peso de las mascotas. «Algunos animales reducen su actividad y pueden ganar peso. Sin embargo, otros, especialmente aquellos con menos pelaje, pueden necesitar aumentar su ingesta calórica para mantener una temperatura corporal adecuada», concluye Aguado.
En definitiva, proteger a nuestros perros y gatos del frío va más allá de ofrecerles un rincón cálido. Implica una atención integral a su alimentación, su piel, su hidratación y su nivel de actividad para asegurar que disfruten de un invierno saludable y confortable.