Alza de precios nubla la recuperación económica
El reciente esquema cambiario, con su consecuente volatilidad y alza de tasas, genera incertidumbre sobre el nivel de actividad, pese al optimismo inicial.

El nuevo régimen de bandas cambiarias, implementado hace apenas dos semanas, ha desatado una ola de remarcaciones preventivas en la economía. Ante la fluctuación del dólar oficial, los agentes económicos optan por aumentar precios como resguardo, a la espera de evaluar la reacción del consumidor. Esta dinámica inflacionaria incipiente plantea serias dudas sobre la sostenibilidad de la reactivación económica proyectada para este año.
Si bien el tipo de cambio aún se encuentra en una fase de ajuste, con jornadas de subidas y bajadas dentro de la banda establecida, las expectativas inflacionarias para 2025 ya superan los pronósticos de principios de año. El salto de 3,7 puntos porcentuales en el índice de precios de marzo quebró una incipiente estabilidad en torno al 2,5%, y las consultoras privadas anticipan incrementos cercanos al 4% para los meses de abril y mayo.
En paralelo, la estrategia del equipo económico para contener la dolarización a través de un aumento en las tasas de interés para los plazos fijos presenta un doble filo. Si bien busca incentivar la permanencia en pesos, encarece el crédito, un factor clave en la reciente recuperación de la demanda de bienes durables. Esta situación genera interrogantes sobre el impacto en el nivel de actividad económica.
Carlos Pérez, director de la Fundación Capital, en diálogo con el medio La Nueva Mañana, proyecta un crecimiento económico para este año, impulsado por un «arrastre estadístico» favorable tras la fuerte caída de la actividad en los primeros meses de 2024. La baja base de comparación permitiría alcanzar el 5% de crecimiento estimado por el Gobierno. Sin embargo, Pérez advierte que la aceleración de la inflación y la recomposición salarial por debajo de los aumentos de precios dificultan la recuperación del consumo.
La amplitud de las bandas cambiarias es otro factor de preocupación para el director de la Fundación Capital. Un margen tan extenso podría perpetuar la incertidumbre cambiaria, alimentando la inflación y erosionando el potencial de reactivación. En este escenario, las proyecciones de crecimiento podrían verse significativamente recortadas.
Más allá del corto plazo, incluso un escenario de reactivación con inflación moderada y un dólar controlado no despeja los desafíos futuros. Un informe reciente de Arnaldo Bocco, ex presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior, señala que la recuperación de la actividad impulsaría las importaciones, poniendo en riesgo las metas de acumulación de reservas acordadas con el FMI.
Bocco sostiene que el nuevo esquema cambiario no resuelve los problemas estructurales de la economía. La apreciación del peso incentivaría la dolarización y la anticipación de importaciones, mientras que la apertura comercial aumentaría la demanda de bienes extranjeros. Sumado a los abultados vencimientos de deuda, estos factores podrían desencadenar nuevos saltos cambiarios.
En definitiva, el gobierno se enfrenta a una encrucijada. Mantener un alto nivel de actividad económica podría ejercer una mayor presión sobre el tipo de cambio. Por otro lado, si las tensiones cambiarias se traducen en una escalada de precios, la actividad económica inevitablemente se moderará, frustrando las expectativas de recuperación.