Hugo Gatti: El «Loco» que reinventó el arco y dejó una huella imborrable
Ídolo de Boca y figura trascendental del fútbol argentino, Hugo Orlando Gatti falleció a los 80 años dejando tras de sí un legado de innovación, irreverencia y récords históricos.

El fútbol argentino se despidió este domingo de una de sus figuras más emblemáticas y disruptivas: Hugo Orlando «El Loco» Gatti. El exarquero, ídolo indiscutible de Boca Juniors y dueño de un estilo único que revolucionó el puesto, murió en el Hospital Pirovano de Buenos Aires a los 80 años, tras una prolongada internación de dos meses a causa de una neumonía bilateral contraída luego de una cirugía de cadera.
Nacido el 19 de agosto de 1944 en Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires, Gatti forjó una trayectoria profesional extensa y jalonada de hitos. Debutó en 1962 en Atlanta, para luego vestir las camisetas de River Plate, Gimnasia y Esgrima La Plata, Unión de Santa Fe y, finalmente, Boca Juniors, club donde se consagró como leyenda. Con 765 partidos disputados en la Primera División, un récord que aún perdura, y la marca de 26 penales atajados (compartida con Ubaldo Fillol), su nombre quedó grabado en la historia del fútbol nacional.
Su apodo, «El Loco», no fue casualidad. Gatti desafió las convenciones del puesto de arquero con una audacia inusual. Dueño de una personalidad arrolladora, se animaba a salir jugando con los pies, cortar pases lejos de su área e incluso ejecutar saques laterales, acciones impensadas para la época y que anticiparon movimientos habituales del fútbol moderno. Su visión del fútbol como un espectáculo lo llevó, incluso, a jugar algunos minutos como delantero en un amistoso de Boca en Estados Unidos, en medio de una crisis institucional del club. «El fútbol es alegría y yo le doy alegría a la gente», solía expresar.
En Boca Juniors vivió la etapa más gloriosa de su carrera, defendiendo el arco «xeneize» durante 13 años, hasta su retiro a los 44 años, otra marca significativa. Con el club de la Ribera conquistó seis títulos: los Metropolitano y Nacional de 1976, el Metropolitano de 1981, y a nivel internacional, las históricas Copas Libertadores de 1977 y 1978, además de la primera Copa Intercontinental en 1977 frente al Borussia Mönchengladbach.
La espina de su carrera fue no haber podido consagrarse con la Selección Argentina, a pesar de haber integrado el plantel en 18 ocasiones y ser el tercer arquero en el Mundial de Inglaterra 1966. Estuvo cerca de formar parte del equipo campeón en Argentina 1978, tras una destacada actuación en un amistoso contra la Unión Soviética. Sin embargo, una lesión lo marginó del plantel final, cediendo su lugar a Ubaldo Matildo Fillol.
Su trayectoria como futbolista llegó a su fin de manera inesperada. En la primera fecha de la temporada 1988-1989, una salida en falso ante Deportivo Armenio le costó un gol y la derrota a Boca en La Bombonera. El entonces entrenador, José Omar Pastoriza, lo reemplazó por el joven Carlos Navarro Montoya para el Superclásico siguiente, marcando así el último partido de Gatti como profesional.
Tras su retiro, Gatti se radicó en España, donde se desempeñó como panelista en diversos programas deportivos, generando polémicas con sus opiniones sin filtro. En los últimos años, su salud se había deteriorado, sufriendo un episodio cardíaco en 2018 y una internación por coronavirus en 2020.
Con su fallecimiento, el fútbol argentino pierde a un personaje único e irrepetible. Hugo Orlando Gatti trascendió el rol de arquero para convertirse en un símbolo de audacia, carisma y amor por el espectáculo. Su legado perdurará en la memoria de los hinchas que disfrutaron de sus atajadas imposibles, sus salidas arriesgadas y su personalidad avasallante, un «Loco» que dejó una marca imborrable en la historia del deporte.