Crisis sin freno: el dólar se dispara y el Gobierno de Milei no logra contener la embestida
La turbulencia financiera internacional desbordó la capacidad de respuesta del gobierno de Javier Milei y su equipo económico. El riesgo país se eleva, los dólares financieros escalan sin control y las reservas del Banco Central tocan un nuevo mínimo, trasladando la inestabilidad a la economía real.

La gestión del presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, se vio este lunes superada por la intensificación de la crisis financiera global. En Argentina, este escenario se tradujo en un marcado aumento de los dólares financieros, una fuerte subida del riesgo país y un nuevo y preocupante descenso de las reservas internacionales.
La crisis, de naturaleza eminentemente financiera, amenaza con impactar de lleno en la economía real, erosionando la competitividad de la producción argentina frente a sus principales socios comerciales. Ayer mismo, tanto Brasil como China, importantes destinos de las exportaciones nacionales, permitieron la devaluación de sus monedas: el real brasileño cayó un 1,1% (una depreciación superior a la del peso argentino en todo un mes) y el yuan chino retrocedió un 0,35%, ambos frente al dólar estadounidense.
La manifestación local de esta tormenta financiera se evidenció en la escalada de los tipos de cambio: el dólar MEP cerró en $1.362, el CCL en $1.361 y el dólar blue en $1.345. Paralelamente, se produjo un desplome en el valor de las acciones, con una caída del 3% en el índice Merval medido en dólares y picos de hasta el 7,7% en los ADR de Transportadora de Gas del Sur. A esto se sumó una baja generalizada de entre el 2% y el 3% en el precio de los bonos de la deuda en dólares, lo que impulsó el riesgo país hasta los 960 puntos básicos.
En cuanto a las reservas internacionales del Banco Central, estas cayeron hasta los US$24.791 millones, el nivel más bajo desde enero del año pasado e incluso inferior al registrado durante la crisis de julio de 2025, justo antes de que se modificara la política monetaria y cambiaria para reactivar el carry trade. Desde el máximo de US$32.903 millones alcanzado el 7 de enero pasado, previo al pago de servicios de la deuda, las reservas se desplomaron en US$8.112 millones, lo que representa una pérdida del 25% o uno de cada cuatro dólares que se encontraban en las arcas del BCRA.
El nivel de las reservas netas, estimadas por el mercado entre US$7.200 millones y US$12.000 millones (tras restar los compromisos de pago a un año), ha comenzado a generar una creciente preocupación. Esta inquietud se vio exacerbada por la reciente solicitud de Mauricio Claver Carone, un funcionario clave de la administración de Donald Trump, quien instó a Argentina a cancelar el swap con China antes de recibir nuevos fondos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el mercado financiero, la sensación predominante es que, con el actual nivel de reservas, el gobierno podría no lograr mantener la estabilidad cambiaria hasta las elecciones de octubre, incluso con los eventuales desembolsos del FMI, el Banco Mundial, el BID y otros organismos de crédito internacionales. Algunos analistas ya anticipan dificultades para afrontar los pagos de los cupones de los bonos Bonar y Globales en enero de 2026, lo que podría desencadenar una nueva ola de dolarización mucho antes de los comicios.
La falta de señales claras por parte del equipo económico para transmitir confianza contrasta con la reciente actividad en redes sociales del ministro Caputo, quien el jueves pasado publicó un mensaje celebratorio («Rockstar total nuestro presidente Javier Milei») poco antes del desplante de Donald Trump, quien se negó a fotografiarse con el mandatario argentino, poniendo en duda su respaldo. Desde entonces, y a pesar de registrarse la peor caída histórica de los mercados bursátiles, incluso superior a las observadas durante la pandemia, ningún funcionario del área económica ha ofrecido declaraciones para calmar los ánimos.
La tormenta global desatada por Trump
La actual crisis financiera internacional se originó con la decisión de Donald Trump de imponer aranceles generalizados a diversos países con el objetivo de reducir el déficit comercial de Estados Unidos. Se espera que esta política continúe desarrollándose hasta encontrar un nuevo equilibrio, con China respondiendo con medidas similares y la Unión Europea anunciando que también tomará acciones en la misma dirección.
Mientras la «guerra comercial» se encuentra en sus primeras etapas, comienza a gestarse una «guerra de monedas», impulsada tanto por la salida de capitales de los países emergentes como por la necesidad de recuperar competitividad y compensar el aumento del costo de acceder a la economía estadounidense.
En Brasil, el principal socio comercial de Argentina, la devaluación del real (1,1%) amenaza con agravar el ya deficitario saldo comercial bilateral. En marzo, según datos de la Cámara Argentina de Comercio, las ventas argentinas a Brasil cayeron un 17,5% en comparación con el mismo mes de 2024, mientras que las importaciones desde aquel país alcanzaron los US$1.586 millones, mostrando un aumento interanual del 43,3%. Como resultado, el saldo comercial con Brasil fue deficitario en US$580 millones en marzo, acumulando un rojo de US$1.291 millones en los primeros tres meses del año, cifra significativamente mayor al déficit de US$76 millones registrado en el mismo período de 2024.
Este saldo también refleja la creciente primarización de la economía argentina, ya que mientras el país exporta principalmente materias primas, el aumento de las importaciones se explica por el incremento en la compra de vehículos automóviles de pasajeros, vehículos de calle, vehículos automóviles para transporte de mercaderías, partes y accesorios de vehículos automotores, cacao y pasta de cacao, y petróleo crudo y minerales bituminosos.
Con China, el segundo socio comercial de Argentina, cuya moneda se devaluó un 0,35% este lunes, el déficit comercial de febrero fue de US$1.118 millones, con exportaciones que cayeron un 6% e importaciones que se incrementaron en un alarmante 104%.
Sin reservas sólidas en el Banco Central y sin una estrategia clara para afrontar la crisis global, la turbulencia financiera continúa avanzando peligrosamente sobre la economía real argentina, generando incertidumbre y preocupación en los mercados y entre los ciudadanos.