El salario en terapia intensiva: el peor registro desde 2001
El desplome del poder adquisitivo y la inacción del gobierno agravan la crisis salarial.

Desde noviembre de 2023, el salario mínimo en Argentina se desplomó un 30%, alcanzando su peor nivel en casi un cuarto de siglo. La inflación desenfrenada y la parálisis en las negociaciones salariales han dejado a los trabajadores en una situación crítica, con ingresos que no alcanzan ni para cubrir las necesidades básicas.
Un salario devaluado por la inflación
El dato es demoledor: el salario mínimo actual tiene menos poder adquisitivo que antes de la crisis del 2001. Según un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas, su valor real cayó un 30% en los últimos 15 meses. En diciembre de 2023 sufrió una baja del 15% y en enero de 2024, otra del 17%. Aunque hubo leves mejoras posteriores, la pérdida acumulada es brutal.
En febrero de 2024, el salario mínimo era de $292.446, y en marzo subió a $296.832. Pero este «aumento» no alcanzó ni para disimular la caída. En términos reales, el poder de compra está un 61% por debajo del pico de 2011.
Trabajo formal en baja, informalidad en alza
El ajuste también se siente en el empleo privado. En diciembre de 2024, el sector formal registró 6,25 millones de trabajadores, con una pérdida de 105.000 puestos en un año, un retroceso del 2%. Con la caída del salario, muchos trabajadores buscan refugio en la economía informal, donde la precariedad laboral es la norma.
Los gremios piden aumentos, el gobierno mira para otro lado
Los sindicatos exigen una recomposición salarial urgente. En diciembre de 2024, reclamaron un salario mínimo de $572.000, pero los empresarios rechazaron la propuesta. Ante la falta de acuerdo, el gobierno definió subas por decreto, insuficientes para frenar el deterioro del poder adquisitivo.
Norma Lezana, secretaria general de la Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan, advirtió que muchos trabajadores migran a otras actividades por los bajos salarios. «La gente se va porque no puede vivir con su sueldo», sentenció.
Una crisis sin horizonte de salida
El derrumbe del salario mínimo no es solo un problema de los trabajadores, sino un reflejo de una economía que no logra estabilizarse. Con un mercado laboral cada vez más precario y una inflación que sigue devorando ingresos, el panorama es preocupante. Mientras tanto, el gobierno sigue aplicando parches, sin una estrategia clara para frenar la crisis. Y los trabajadores, como siempre, pagan los platos rotos.