Un nuevo 24 de marzo reunió a cientos de miles de personas en todo el país

Se denunciaron las políticas del Gobierno, la represión y el ajuste, y se reclamó justicia por las víctimas del terrorismo de Estado y la democracia.

Cada 24 de marzo, la memoria se hace presente en las calles, pero este año, la conmemoración del golpe de 1976 estuvo atravesada por un condimento especial: el rechazo masivo a las políticas del gobierno de Javier Milei. En un contexto de crisis económica, desmantelamiento del Estado y represión, la multitudinaria movilización unió a organismos de derechos humanos, sindicatos, movimientos sociales y partidos políticos bajo una misma consigna: Memoria, Verdad y Justicia.

La Plaza de Mayo se transformó una vez más en el epicentro de la resistencia. Durante el acto central, las críticas a la gestión de Milei fueron contundentes. Se denunció el ajuste sobre jubilados y trabajadores, el avasallamiento de derechos y la política represiva encabezada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. «Con todos los presidentes hemos hablado, con este es imposible», sentenció Estela de Carlotto, dejando en evidencia la nula predisposición al diálogo del Ejecutivo.

El documento consensuado en la plaza apuntó también contra el negacionismo y la reivindicación de la dictadura por parte de funcionarios del Gobierno. Se exigió la continuidad de los juicios por delitos de lesa humanidad y la búsqueda de los nietos apropiados. “No vamos a permitir que el pasado vuelva”, afirmaron los oradores.

Uno de los momentos más conmovedores de la jornada fue el reclamo de justicia por víctimas de la represión en democracia, desde Jorge Julio López hasta Santiago Maldonado. Se mencionó especialmente el caso de Pablo Grillo, el fotógrafo gravemente herido en la represión a jubilados frente al Congreso. «Hoy su bandera está presente», aseguró su padre ante la multitud.

El FMI y la crisis económica también estuvieron en la mira. Se denunció que «la deuda es con el pueblo», exigiendo fondos para jubilaciones, salud y educación en lugar de para los acreedores externos. La movilización también pidió la derogación del DNU 70/23, la Ley Bases y las facultades delegadas, por considerarlas una amenaza para los derechos fundamentales.

El clamor por un paro general resonó con fuerza. Organismos y manifestantes exigieron a las centrales sindicales que llamen a una medida de fuerza contra el ajuste y la pérdida del poder adquisitivo. «Por aumento salarial, de jubilaciones y de programas sociales», subrayaron en el documento.

La jornada del 24 de marzo demostró que la memoria no solo es un ejercicio de recordación, sino también una herramienta de lucha. En un contexto de retroceso de derechos y violencia estatal, las calles volvieron a hablar. Y, como tantas veces en la historia argentina, la multitud dejó en claro que no está dispuesta a callarse.