Unidad y memoria: una marcha histórica contra el negacionismo
Las organizaciones de derechos humanos, sociales y políticas convocan a una movilización unificada el 24 de marzo en la Plaza de Mayo para conmemorar el Día de la Memoria y manifestarse contra el negacionismo del gobierno de Javier Milei.

En un contexto de creciente preocupación por el retroceso en políticas de derechos humanos y el avance del negacionismo oficial, distintas organizaciones convocaron a una marcha en unidad el 24 de marzo, a 49 años del golpe cívico-militar. El acto principal está previsto para las 16 en la Plaza de Mayo y culminará con la lectura de un comunicado conjunto en el que se espera un fuerte reclamo por los recortes en el sector.
«A 49 años del golpe genocida, marchamos en unidad», expresaron las organizaciones convocantes en un comunicado. En él, reiteraron la consigna histórica: «Son 30.000. Fue genocidio». La movilización cuenta con la adhesión de Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S Capital, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, CELS, CORREPI y la Liga Argentina por los Derechos Humanos, entre otras entidades. Aunque cada sector partirá desde distintos puntos, la confluencia en un solo acto busca reforzar el mensaje de unidad y memoria.
El contexto político en el que se desarrolla la convocatoria está marcado por medidas y discursos oficiales que relativizan los crímenes de la dictadura. Desde la asunción del gobierno de Javier Milei, distintas decisiones han generado alarma en los organismos de derechos humanos, como la reducción de presupuesto para políticas de memoria y la minimización del terrorismo de Estado. La marcha del 24 de marzo, por lo tanto, no solo busca recordar a las víctimas del genocidio, sino también reafirmar el compromiso con la verdad, la memoria y la justicia.
En paralelo a la convocatoria, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió un comunicado manifestando su preocupación por la violencia institucional registrada recientemente en el país. En particular, se refirió a la represión ocurrida el 12 de marzo durante la marcha de jubilados, que derivó en la internación del fotógrafo Pablo Grillo con pérdida de masa encefálica y en la agresión a Beatriz Blanco, una jubilada de 87 años que fue golpeada y gaseada por la Policía. La CIDH recordó al Estado argentino su obligación de garantizar los derechos a la libertad de expresión y manifestación, y criticó el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad.
El Gobierno, por su parte, justificó el accionar de las fuerzas bajo el argumento de la presencia de grupos violentos en la movilización. Sin embargo, testimonios y registros audiovisuales contradicen esta versión y evidencian un uso desmedido de la represión, enmarcado en una estrategia más amplia de criminalización de la protesta social. La presentación de denuncias por parte de las víctimas y de organismos como la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) refuerza la preocupación sobre la escalada de violencia estatal contra manifestantes.
En este escenario, la movilización del 24 de marzo adquiere un significado particular. No solo se trata de recordar los crímenes de la dictadura y exigir justicia, sino también de repudiar las políticas actuales que atentan contra los derechos conquistados en democracia. La consigna de marchar «en unidad» simboliza la necesidad de una respuesta colectiva frente a los intentos de relativizar o negar el horror del pasado.
A 49 años del golpe de Estado, la lucha por la memoria, la verdad y la justicia sigue vigente. La Plaza de Mayo volverá a ser testigo de una movilización multitudinaria que reafirma el compromiso con la historia y con el presente. En tiempos de discursos negacionistas y represión, la unidad de los organismos de derechos humanos, de los movimientos sociales y de la ciudadanía en su conjunto se vuelve más necesaria que nunca.