La crisis automotriz golpea a Argentina: Brasil le suelta la mano
La industria automotriz argentina sufre una fuerte caída en sus exportaciones debido a la menor demanda de Brasil, afectada por la política monetaria de Lula Da Silva. Fábricas en alerta y parates de producción marcan el inicio del 2025.

La relación comercial entre Argentina y Brasil, vital para la industria automotriz local, atraviesa un momento crítico. La suba de tasas de interés y la devaluación del real implementadas por el gobierno de Lula Da Silva enfriaron la demanda brasileña, impactando de lleno en las exportaciones argentinas de vehículos. Con una caída del 13,5% en los envíos al exterior y una baja en la producción del 11%, las terminales automotrices ajustan su ritmo de fabricación y prevén más dificultades a corto plazo.
El mercado brasileño, que históricamente fue el principal destino de los autos argentinos, muestra signos preocupantes. En 2009, Brasil absorbía el 55% de la producción nacional, pero en 2024 esa cifra cayó al 35%. La Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA) reveló que, en lo que va del año, las exportaciones de vehículos argentinos al país vecino se desplomaron un 32% en comparación con el mismo período del año anterior.
El impacto no se limita a Brasil. Otros mercados como Colombia y Perú también redujeron su demanda, aunque en menor medida. Si bien el crecimiento de las ventas en América Central compensó parcialmente la caída, la industria automotriz argentina sigue en retroceso.
Uno de los casos más críticos se da en la planta de General Motors en Alvear, Rosario. La compañía anunció que suspenderá la producción durante tres semanas a partir del 25 de marzo para adecuarse a la menor demanda. Los trabajadores percibirán el 75% de sus haberes durante el parate, en un acuerdo con el gremio Smata. La situación no es nueva: en el último año, GM implementó retiros voluntarios para 300 de sus 600 operarios, en un intento por ajustar su estructura ante la caída de las ventas.
La fábrica rosarina produce el modelo Tracker, que también se ensambla en Brasil. La caída en la demanda en ese país podría forzar pausas en otras plantas de GM, como las de San Caetano do Sul, Gravataí y San José Dos Campos.
A pesar del contexto adverso, General Motors tiene previsto invertir 50 millones de dólares en la renovación del Tracker. Esta actualización traerá otro parate en la producción, programado para junio, mientras la planta se adapta a los cambios en la línea de ensamblaje.
La industria automotriz argentina enfrenta un 2025 turbulento, con exportaciones en baja y fábricas obligadas a recalcular su estrategia. Brasil, otrora el gran aliado comercial del sector, hoy se convierte en un factor de incertidumbre. Mientras las terminales buscan sostener su producción con inversiones y ajustes, la pregunta sigue en el aire: ¿será suficiente para revertir la crisis o apenas un paliativo ante un escenario cada vez más adverso?