El 8M vuelve a las calles: contra el ajuste y la violencia

Las organizaciones feministas se movilizan en rechazo a las políticas del gobierno y el desmantelamiento de derechos.

El movimiento feminista se prepara para una nueva jornada de lucha este 8 de marzo, en un contexto de fuerte ajuste económico y recorte de derechos. Con consignas claras contra el gobierno de Javier Milei, la marcha buscará visibilizar el impacto de las medidas económicas y sociales sobre las mujeres y diversidades, en un escenario donde la violencia y la precarización laboral se han profundizado.

La convocatoria de este año no solo mantiene las reivindicaciones históricas del 8M, sino que suma un fuerte repudio al modelo económico de La Libertad Avanza. Según Luci Cavallero, socióloga y militante de Movida Ciudad, las protestas apuntan a denunciar “las políticas de hambre, saqueo y crueldad”, que afectan especialmente a mujeres, lesbianas, travestis y trans. A su vez, los reclamos se centran en la eliminación de la moratoria previsional, el desmantelamiento de programas de prevención de violencias y el retroceso en derechos sexuales y reproductivos.

Clarisa Spataro, secretaria de Géneros y Diversidad de ATE Capital, alertó sobre el impacto del ajuste en el mundo del trabajo. «Las mujeres y diversidades somos las más afectadas por la precarización laboral, y no es casual que el ataque a nuestras conquistas sea tan feroz», afirmó. En este sentido, la marcha del 8M se enmarca en una protesta más amplia, que también involucra a otros sectores de la clase trabajadora.

Desde el movimiento feminista advierten sobre un retroceso en materia de derechos y una creciente hostilidad por parte del gobierno hacia los movimientos sociales. Cavallero analizó que el modelo de Milei se caracteriza por la «destrucción del tejido social, la precariedad y la utilización del Estado para promover el odio». En la misma línea, Spataro sostuvo que «el desguace del Estado afectó directamente a las políticas con perspectiva de género», recordando los despidos de trabajadores del sector público, incluidos quienes ingresaron a través del cupo laboral travesti-trans.

Otro de los ejes del 8M es el rechazo a la ola anti-woke promovida por Milei en foros internacionales. Para Spataro, estos discursos buscan justificar el ataque a derechos históricamente conquistados, pero considera que «la unidad de la clase trabajadora es la clave para enfrentar este avance». Cavallero coincidió en que la resistencia debe darse en distintos frentes: «No podemos abandonar la calle, pero también tenemos que generar alianzas con otros movimientos para que la defensa de derechos sea una lucha colectiva».

En un contexto de crisis política y económica, el 8M se presenta como una jornada de resistencia. «Cada vez que nos organizamos y salimos a las calles, podemos cambiar el rumbo de ese destino que nos quieren imponer a fuerza de violencia y ajuste», concluyó Spataro. El mensaje es claro: el feminismo sigue en pie de lucha.