Carnaval: entre lo sagrado y lo pagano

Los festejos del Carnaval, que en 2025 se celebran el lunes 3 y martes 4 de marzo, están estrechamente ligados a las tradiciones cristianas, aunque su origen es anterior al cristianismo.

El Carnaval es una de las festividades más esperadas en distintos rincones del mundo. Sin embargo, su significado trasciende los desfiles y las máscaras. A pesar de no estar mencionado en las Sagradas Escrituras, su vínculo con la Cuaresma y la Pascua lo ha convertido en un evento de gran relevancia dentro del calendario litúrgico.

El verdadero significado del Carnaval se relaciona con el inicio de la Cuaresma, el período de 40 días de preparación para la Semana Santa, que culmina con la Pascua, la celebración de la resurrección de Jesús. Durante este tiempo, los fieles realizan ayuno y abstinencia, lo que ha dado lugar a la costumbre de disfrutar de un último período de celebración antes del recogimiento espiritual. Así, los festejos de Carnaval se presentan como una despedida de los placeres mundanos, previo a la reflexión cuaresmal.

Si bien el Carnaval está arraigado en la tradición cristiana, su origen se remonta a festividades paganas preexistentes. La enciclopedia Britannica señala que los antecedentes de esta celebración se pierden en la historia y sugiere que podrían vincularse a antiguos festivales que marcaban el inicio del año nuevo o la renovación de la naturaleza. Algunas teorías lo relacionan con las Saturnales de la Antigua Roma, mientras que otras lo sitúan en civilizaciones aún más remotas, como Sumeria y Egipto, donde se rendía tributo al toro Apis.

El término “Carnaval” proviene del latín “carnem levare”, que significa “abandonar la carne”, en alusión a la costumbre de no consumir carne durante los viernes de Cuaresma. Con el tiempo, la palabra evolucionó a “carne-vale”, interpretado como “adiós a la carne”, reforzando el significado de esta festividad como una transición entre el desenfreno y la penitencia.

A pesar de su adaptación dentro del calendario cristiano, algunos historiadores resaltan que el Carnaval mantiene influencias de creencias precristianas. Una de ellas es la referencia a Carna, la diosa celta de las habas y el tocino, lo que refuerza la idea de que esta celebración es un crisol de influencias culturales y religiosas.

Hoy en día, el Carnaval es una festividad que combina lo sagrado y lo profano, fusionando expresiones de alegría y libertad con una preparación espiritual. Aunque sus raíces se hunden en la antigüedad, su esencia sigue siendo la misma: una celebración de la vida antes de la introspección que marca la Cuaresma.