Represion a jubilados: el rostro autoritario de un modelo de ajuste
Una nueva jornada de represión se vivió en las inmediaciones del Congreso de la Nación, donde efectivos de las Fuerzas Federales atacaron con gases y golpes a jubilados que protestaban contra el ajuste y el recorte de medicamentos. La violencia institucional se consolida como una respuesta sistemática del Gobierno.
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La postal se repite cada miércoles. Un grupo de jubilados se manifiesta pacíficamente en el Congreso, exigiendo condiciones de vida dignas, y la respuesta oficial es la represión. Con gases lacrimógenos, golpes y detenciones, las fuerzas de seguridad avanzaron nuevamente sobre los manifestantes, evidenciando la profundización de una estrategia de disciplinamiento social basada en la violencia estatal.
El Gobierno de Javier Milei enfrenta un complejo escenario político y social, atravesado por el escándalo $LIBRA y un creciente rechazo a sus políticas de ajuste. En este contexto, la represión se consolida como una herramienta central para contener las expresiones de disidencia. Los jubilados, uno de los sectores más golpeados por la crisis, se han convertido en blanco recurrente de estas prácticas autoritarias.
Cada vez con mayor crudeza, el oficialismo demuestra que no tiene reparos en someter a los adultos mayores a la precarización extrema. La falta de aumentos que permitan sostener el poder adquisitivo, el recorte en la provisión de medicamentos y la eliminación de programas de asistencia configuran un panorama donde la vejez deja de ser sinónimo de descanso y se convierte en una lucha por la supervivencia.
A medida que avanzan las medidas de ajuste, distintos sectores de la sociedad han comenzado a movilizarse en rechazo a un modelo que beneficia a los grandes grupos económicos en detrimento de las mayorías. En enero, la comunidad LGBTQ+ repudió las declaraciones del presidente en el Foro de Davos, donde vinculó a los homosexuales con la pedofilia. También han salido a las calles trabajadores de la educación, la salud y diversos gremios, conformando un mosaico de resistencia que crece frente a la pérdida de derechos.
La represión a los jubilados no es un hecho aislado, sino la expresión de un esquema de gobierno que, lejos de abrir canales de diálogo, responde con violencia a quienes alzan su voz contra el ajuste. El disciplinamiento social no solo busca sofocar la protesta inmediata, sino también instalar el miedo como factor de control.
La imagen de adultos mayores golpeados y gaseados por las fuerzas de seguridad no solo indigna, sino que revela el verdadero rostro de una administración que privilegia el ajuste sobre la dignidad. La resistencia de los sectores afectados sigue en aumento, y la pregunta que queda en el aire es hasta cuándo el Gobierno podrá sostener su modelo a fuerza de represión.