«Clean Slate»: Entre risas, ternura y valiosas lecciones de vida

Una miniserie que, con humor y sensibilidad, explora vínculos familiares y aceptación en la Alabama contemporánea.

En el vasto mundo del streaming, donde la cantidad suele superar a la calidad, emerge una pequeña joya: Clean Slate («Borrón y cuenta nueva»), la nueva miniserie de Prime Video protagonizada por Laverne Cox y George Wallace. Con ocho episodios breves, esta comedia ofrece una mirada entrañable sobre el amor, el respeto y los prejuicios, abordados desde una perspectiva familiar.

La trama gira en torno a Harry (George Wallace), un anciano tradicionalista y apasionado por los deportes, quien, tras 25 años, recibe la visita de su hijo Desmond, ahora Desiree (Laverne Cox). Este inesperado reencuentro abre la puerta a conversaciones profundas y necesarias. Desiree, una mujer trans que ha forjado su vida en Nueva York, regresa a Alabama tras el fracaso de su galería de arte, enfrentándose al pasado y buscando la aceptación de su padre.

Más allá del eje central entre Harry y Desiree, la serie amplía su mirada al presentar a Mack (Jay Wilkinson), un ex convicto y padre soltero que lucha por criar a su inteligente hija adolescente, Opal. Las historias de ambos padres, cada uno enfrentando sus propios desafíos, convergen en un relato que mezcla humor, ternura y aprendizaje mutuo.

La química entre los protagonistas es uno de los puntos más fuertes de Clean Slate. Laverne Cox brilla con una interpretación que equilibra vulnerabilidad y fortaleza, mientras George Wallace aporta carisma y autenticidad, alejándose del estereotipo del «padre intolerante». Mack y Desiree también construyen una amistad sincera, marcada por la comprensión y el respeto, sin necesidad de explicaciones forzadas.

Con un enfoque honesto y libre de moralinas, la miniserie explora temas como la diversidad, la paternidad y la aceptación, todo enmarcado en un ambiente cálido y lleno de humor. El personaje de Louis, el jefe del coro que enfrenta su propio proceso de autoaceptación, y la relación de Harry con su vecino inmigrante Miguel, suman capas de humanidad a la narrativa.

Clean Slate se destaca no solo por lo que cuenta, sino por cómo lo hace: con naturalidad, humor y, sobre todo, empatía. Sin grandes pretensiones, logra lo que muchas producciones no consiguen: emocionar, hacer reír y dejar una reflexión. Una propuesta que, en medio de la saturación de estrenos, brilla por su autenticidad y mensaje.

Con sus breves episodios y personajes entrañables, esta miniserie es un recordatorio de que la igualdad y el respeto comienzan en casa, a menudo, con una simple conversación.