Los galgos, entre la devoción y el abandono: una lucha por sus derechos

Cada 1 de febrero se conmemora el Día Mundial del Galgo para visibilizar el maltrato y abandono que sufre esta raza en varios países, especialmente en España y Argentina. A pesar de su elegancia y velocidad, miles de ellos terminan en refugios o abandonados a su suerte.

Una tradición que condena a miles de perros

Los galgos han sido utilizados durante siglos para la caza y las carreras debido a su velocidad y resistencia. En países como España, una vez que termina la temporada, muchos cazadores los consideran «inútiles» y los abandonan, los sacrifican o los someten a una muerte cruel. En Argentina, aunque las carreras de perros fueron prohibidas en 2016, continúan realizándose de manera clandestina, exponiendo a los animales a maltratos, dopaje y condiciones inhumanas.

El abandono de galgos se ha convertido en un problema de gran magnitud. Se estima que solo en España más de 50.000 perros son descartados anualmente. En Argentina, si bien no hay cifras oficiales, las organizaciones de rescate reportan cientos de casos cada año.

Refugios y lucha por sus derechos

Afortunadamente, la concientización ha crecido y cada vez más organizaciones trabajan en el rescate y rehabilitación de estos perros. Grupos como Galgos del Sol en España y Proyecto Galgo Argentina se dedican a su recuperación, promueven su adopción y luchan por legislaciones más estrictas.

En los últimos años, han aumentado las adopciones de galgos como perros de compañía. A pesar de su pasado como animales de trabajo, son cariñosos, tranquilos y se adaptan bien a la vida en hogares. Campañas de concientización buscan desmontar los prejuicios sobre la raza y fomentar su adopción responsable.

Un cambio necesario

El Día Mundial del Galgo no es solo una fecha para celebrar a esta noble raza, sino una oportunidad para reflexionar sobre su situación y exigir cambios. La prohibición de las carreras en Argentina fue un avance, pero su cumplimiento sigue siendo un desafío. En España, el reclamo por una ley de protección animal más rigurosa sigue en pie.

Mientras existan tradiciones que los condenen al sufrimiento, la lucha por los derechos de los galgos continuará. La clave está en la concientización, la adopción responsable y la presión social para lograr legislaciones que los protejan de manera efectiva.