Parques Nacionales: entre las llamas del abandono y el ajuste

Despidos masivos, contratos temporales y un enfoque mercantil preocupan en el manejo de los parques nacionales.

En medio de los incendios forestales en la Patagonia, trabajadores de los parques denuncian precarización laboral. Sin contratos firmados, brigadistas arriesgan sus vidas combatiendo el fuego. La reciente firma de contratos trimestrales no alivia la preocupación, pues 130 empleados fueron despedidos en 2024, y se anticipa que las bajas podrían alcanzar las 600.

El incremento de tarifas también refleja un cambio de paradigma. En parques como Iguazú y Los Glaciares, las entradas pasaron de 2.500 a 15.000 pesos en menos de un año, y áreas de acampe gratuitas ahora son aranceladas. Este enfoque, basado en atraer inversiones privadas, deja de lado el acceso inclusivo y la conservación sostenible.

La reducción de personal técnico y científico agrava la situación. Natalia Duarte, delegada en el Parque Iguazú, advierte que la falta de especialistas pone en peligro estudios clave para el manejo criterioso de los recursos. Por su parte, Cristian Larsen, presidente de Parques Nacionales, declaró que busca reorientar el personal hacia roles más operativos, dejando a los parques sin el respaldo técnico necesario para su funcionamiento.

Los despidos también afectan a quienes cuestionan estas políticas. Andrea Torres, trabajadora en el Parque Los Glaciares, denunció que fue desvinculada por expresar su desacuerdo con la mercantilización de las áreas protegidas. Situaciones similares se replican en otros parques, donde los trabajadores enfrentan violencia laboral y subejecución presupuestaria.

El área de Ciencia y Técnica, creada para fortalecer la aplicación de políticas ambientales, también está en riesgo. Larsen anunció la intención de eliminar este agrupamiento, argumentando superposición de funciones con otros organismos. Para los especialistas, este recorte debilitaría la capacidad operativa y científica de los parques.

La situación en los parques nacionales no solo afecta a los trabajadores, sino también al patrimonio natural y cultural del país. La conservación, el turismo sostenible y el acceso equitativo están en peligro si se prioriza el ajuste por sobre la preservación. Sin un cambio de rumbo, los parques podrían perder su esencia y convertirse en simples negocios turísticos.