Un informe de la UBA reveló que el salario mínimo cayó un 30% durante 2024

La caída lo sitúa por debajo de los niveles registrados en 2001, generando preocupación sobre su impacto en los sectores más vulnerables.

En un contexto de creciente inflación, el poder adquisitivo del salario mínimo registró una pérdida acumulada del 30% durante 2024, según un informe de la UBA.

El poder adquisitivo del salario mínimo, vital y móvil registró en noviembre una nueva caída del 2,4%, según el informe “Panorama del empleo asalariado formal y de las remuneraciones” elaborado por el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL) del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Este informe evidencia una pérdida acumulada del 30% en los últimos doce meses, situando al salario mínimo en niveles inferiores a los registrados en 2001.

Un descenso progresivo y alarmante

El documento señala que esta caída en noviembre supera la registrada en octubre (-1,3%) y refleja cómo la estabilidad nominal no ha logrado compensar el avance de la inflación. El deterioro del salario mínimo no es un fenómeno aislado de 2024; forma parte de una tendencia descendente que comenzó en diciembre de 2023, cuando el poder adquisitivo se redujo un 15% debido a la aceleración inflacionaria. Este descenso continuó en enero con una caída adicional del 17%.

En los meses posteriores, los ajustes nominales lograron acompañar la inflación, estabilizando parcialmente el panorama. Sin embargo, en junio se produjo una nueva disminución del 4,4%, seguida por una leve recuperación del 4,3% en julio. Desde entonces, se han registrado reducciones consecutivas en los últimos cuatro meses del año, consolidando una tendencia crónica de deterioro.

La perspectiva oficial: ¿realidad o alivio parcial?

Mientras tanto, el Gobierno destaca una mejora del salario mínimo en términos de dólares, afirmando que el salario promedio real equivale a 1.100 dólares mensuales. No obstante, esta perspectiva contrasta con el impacto tangible que la inflación tiene sobre los ingresos de los trabajadores, especialmente aquellos que dependen directamente del salario mínimo.

Según los economistas Roxana Maurizio y Luis Beccaria, responsables del informe, la falta de ajustes efectivos en términos reales ha profundizado las desigualdades salariales y debilitado el mercado interno. “El salario mínimo es un indicador clave para la economía de los sectores más vulnerables. Su constante deterioro compromete la capacidad de consumo y acentúa la precariedad laboral”, afirman los especialistas.

Un panorama incierto para 2025

El informe también pone de manifiesto la necesidad de políticas económicas más efectivas que permitan recuperar el poder adquisitivo. La inflación persistente, combinada con la falta de ajustes adecuados, plantea un desafío crítico para el próximo año. “Sin un enfoque integral que contemple incrementos reales y estrategias para frenar la inflación, el salario mínimo seguirá siendo insuficiente para cubrir las necesidades básicas”, concluyen los autores.

En este contexto, el salario mínimo no solo es un número en las estadísticas, sino un reflejo directo de la capacidad adquisitiva de millones de argentinos que enfrentan una constante lucha por mantener su calidad de vida.