Reservas del Banco Central en caída libre

Con una nueva baja de US$ 1.917 millones, las reservas internacionales perforaron el piso de los US$ 30.000 millones, reflejando la incapacidad del Gobierno para frenar la crisis económica.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) enfrenta una tormenta sin precedentes: sus reservas internacionales cayeron nuevamente, situándose en US$ 29.607 millones tras una pérdida de US$ 1.917 millones en solo un día. Este desplome, que se suma a la caída de US$ 895 millones registrada previamente, deja al descubierto la falta de estrategias efectivas por parte de la administración actual para gestionar la crisis económica.

A pesar de haber comprado US$ 32 millones en el Mercado Único y Libre de Cambios, la entidad no logra contener una fuga de divisas impulsada por el turismo emisivo y el explosivo aumento de importaciones, exacerbado por la eliminación del Impuesto País. Mientras tanto, el dólar libre escaló a $1.230, marcando un alza del 1,2% y consolidando una tendencia alcista que ya se traslada al mercado financiero, con el dólar MEP en $1.170 y el Contado con Liquidación a $1.186.

En este contexto, los intentos oficiales por minimizar la situación resultan poco convincentes. Andrés Borenstein, economista de la consultora BTG Pactual, declaró que la venta de dólares por parte del BCRA no debería ser motivo de alarma, atribuyendo la caída a factores estacionales y al impacto de medidas recientes. Sin embargo, sus declaraciones contrastan con una realidad insostenible: la economía se encuentra en una espiral de deterioro, con un Riesgo País que subió un 2%, alcanzando los 640 puntos debido al desplome de los bonos soberanos.

El Gobierno parece carecer de una estrategia sólida para frenar la crisis. Las señales de recuperación económica que intentan proyectar chocan con un mercado que sigue perdiendo confianza y con una población cada vez más asfixiada por la inflación y la falta de acceso a dólares. Mientras tanto, las reservas continúan evaporándose, dejando al país al borde de una nueva crisis cambiaria y financiera.

La gestión actual del Banco Central y del equipo económico expone una preocupante falta de previsión y planificación. Cada caída en las reservas no solo refleja el fracaso en estabilizar la economía, sino que también pone en riesgo la capacidad del país para cumplir con sus compromisos externos y garantizar el normal funcionamiento del comercio internacional.

Sin un cambio radical en las políticas económicas y una recuperación de la confianza, el horizonte luce cada vez más oscuro. La caída de las reservas es solo el síntoma más visible de un gobierno que parece incapaz de frenar el colapso.