El misterio de los océanos que «no se mezclan»
Las impactantes imágenes del Atlántico y el Pacífico «separados» tienen una explicación fascinante: un fenómeno natural único que revela la complejidad de los mares.
En internet circulan imágenes que muestran al océano Atlántico y el Pacífico como dos mundos separados, una aparente línea divisoria que impide la mezcla de sus aguas. Aunque esta idea ha sido presentada como un fenómeno casi mágico, la realidad es aún más fascinante: un juego de dinámicas naturales que pone de manifiesto la riqueza de los procesos oceánicos.
Un fenómeno más allá de los mitos
Lo que se percibe como una separación entre los dos océanos es, en realidad, el resultado de complejas interacciones entre corrientes, sedimentos y densidades de agua. Este fenómeno es particularmente visible en el Golfo de Alaska, donde los llamados eddies —enormes remolinos oceánicos que pueden alcanzar cientos de kilómetros de diámetro— generan un contraste visual impresionante. Las aguas cargadas de sedimentos glaciales se encuentran con aguas más profundas y claras, creando una frontera de colores que da la ilusión de una división absoluta.
La ciencia detrás del espectáculo
Investigadores como Kenneth W. Bruland, de la Universidad de California, han estudiado este fenómeno en detalle. Sus estudios han demostrado que estas aparentes barreras son en realidad puntos de interacción dinámica. Los eddies actúan como motores naturales, distribuyendo nutrientes y sedimentos a través de vastas áreas. El contraste entre el azul claro y el azul oscuro de las aguas es un recordatorio visual de la diversidad y complejidad de los océanos.
La mezcla inevitable en el extremo sur
Uno de los lugares más emblemáticos donde se encuentran el Atlántico y el Pacífico es el Cabo de Hornos, en Chile. Aquí, en el Pasaje Drake, las aguas de ambos océanos se mezclan bajo condiciones extremas, con olas que pueden superar los 18 metros de altura. Esta región es un laboratorio natural para el estudio de la dinámica oceánica, un espacio donde las corrientes se entrelazan en un espectáculo tan imponente como caótico.