La inseguridad alimentaria golpea a los barrios populares: un 87% de los hogares la sufre
Un informe alarmante de Barrios de Pie revela que la inseguridad alimentaria afecta gravemente a las familias en barrios populares, con un 60% enfrentando situaciones severas.
Un panorama crítico
El último relevamiento realizado por la organización social Barrios de Pie ofrece un crudo diagnóstico sobre la situación alimentaria en los barrios populares del país. Según el estudio, basado en la metodología de la escala FIES de la Organización Mundial de la Salud, el 87% de los hogares encuestados atraviesa algún grado de inseguridad alimentaria, y un 60% lo hace en forma severa. Esto implica que en muchas familias alguien dejó de comer todo un día o pasó hambre por falta de recursos en el último mes.
El relevamiento incluyó a 3.294 hogares en 16 jurisdicciones, que representan a más de 12.600 personas, de las cuales el 38% son menores de edad. Este dato no solo refuerza la gravedad del problema, sino que pone en evidencia la afectación desproporcionada sobre las familias con niños a cargo.
La caída en el consumo de alimentos esenciales
El informe destaca una drástica reducción en el acceso a alimentos esenciales. El 71% de los hogares declaró haber disminuido el consumo de alimentos en general, mientras que el 93% de estos hogares redujo el consumo de proteínas. Las alternativas nutricionales tampoco fueron una solución: apenas un 4% de las familias logró incrementar la ingesta de proteínas respecto al año anterior.
En cambio, el consumo de hidratos de carbono aumentó en el 76% de las familias que intentaron compensar la pérdida de proteínas, reflejando un cambio hacia una dieta menos equilibrada. También se registraron importantes caídas en el consumo de frutas (89%), verduras (86%) y lácteos (87%), configurando un escenario nutricional preocupante.
Endeudamiento y hambre: una combinación explosiva
Otro hallazgo significativo del estudio es la relación entre el endeudamiento y la inseguridad alimentaria. El 74% de los hogares tuvo que recurrir a préstamos para llegar a fin de mes, lo que elevó la incidencia de inseguridad alimentaria al 97% entre estas familias.
Asimismo, el análisis muestra que los hogares con una mayor proporción de menores son los más afectados, con un aumento en el consumo de cortes de carne de baja calidad, altos en grasa, como única fuente de proteínas.