La principal avícola del país se declaró en crisis y planea reducir salarios o despedir 700 empleados

El impacto económico golpea a Granja Tres Arroyos, que busca ajustes para sostener sus operaciones.

La crisis económica que atraviesa Granja Tres Arroyos, principal productora de pollos de Argentina, ha llevado a la empresa a solicitar un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) ante la Secretaría de Trabajo. Este mecanismo, aprobado recientemente por el Gobierno, habilita a la firma a implementar medidas drásticas, como despidos o suspensiones, bajo causas económicas, tecnológicas o de fuerza mayor.

Un panorama desolador

Con más de 7.000 empleados y una producción de 700.000 pollos diarios, Granja Tres Arroyos se enfrenta a un escenario crítico. La compañía ha anunciado la posibilidad de despedir a 700 trabajadores o reducir salarios mediante la eliminación de pagos adicionales que representan el 21% del sueldo. Según la firma, esta decisión responde a «dificultades económicas», agravadas por una combinación de factores internos y externos.

La situación no es nueva. En octubre, se planteó el cierre de la planta de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires, argumentando una caída en la producción tras la gripe aviar y la pérdida del mercado chino. De los 270 empleados de esa planta, 200 fueron desafectados, mientras que el resto fue reubicado en instalaciones cercanas. Ahora, la declaración de crisis podría extenderse a otras plantas, incluidas las ubicadas en Córdoba, Entre Ríos y Uruguay.

Factores detrás de la crisis

Entre las causas expuestas, Granja Tres Arroyos ha señalado la presión impositiva y un tipo de cambio poco competitivo, lo que eleva significativamente los costos internos en comparación con otros países de la región. Si bien el sector avícola ha experimentado un crecimiento en exportaciones —un 20% en volumen y 26% en valor entre enero y octubre, según datos de la Secretaría de Agricultura—, la empresa asegura que estos ingresos no son suficientes para compensar los desafíos financieros actuales.

Adicionalmente, la gripe aviar y la pérdida del acceso al mercado chino han impactado gravemente la producción, debilitando la capacidad operativa de la compañía.

La tensión entre empresa y Estado

El pedido de Granja Tres Arroyos ha generado preocupación en el ámbito laboral. La reducción de personal o salarios afectaría no solo a los trabajadores, sino también a las economías regionales que dependen de esta actividad. Por su parte, el Gobierno enfrenta el desafío de balancear la protección del empleo con la necesidad de mantener la competitividad de las empresas en un contexto económico desfavorable.