Huevos blancos vs. marrones: ¿existen diferencias reales?

Aunque el color de la cáscara puede influir en la percepción del consumidor, en esencia, los huevos son iguales en sabor y valor nutricional.

Al visitar el supermercado, es común encontrar huevos de cáscara blanca y marrón, lo que puede generar dudas sobre si existen diferencias reales entre ambos. Sin embargo, los especialistas en producción avícola aseguran que estas distinciones son más estéticas que sustanciales.

El color de la cáscara: un tema genético

La principal diferencia entre los huevos blancos y marrones radica en la raza de las gallinas que los producen. Las gallinas de plumas blancas y lóbulos de las orejas claros suelen poner huevos blancos, mientras que las gallinas de plumaje rojizo y lóbulos oscuros producen huevos marrones. Este fenómeno se debe únicamente a factores genéticos y no afecta la composición interna del huevo.

Mismo sabor, misma nutrición

El color de la cáscara no tiene impacto en el sabor ni en el valor nutricional del huevo. Ambos tipos contienen proteínas, grasas, vitaminas y minerales esenciales en cantidades similares. La calidad del huevo depende más de la alimentación y el cuidado de las gallinas que de la tonalidad de la cáscara.

Percepciones del consumidor y precios

A pesar de la falta de diferencias sustanciales, el color de la cáscara puede influir en las decisiones de compra. En algunas regiones, los huevos marrones son percibidos como más naturales o de mejor calidad, lo que puede justificar un precio más elevado en el mercado. Sin embargo, esta creencia carece de fundamento científico.

En otros lugares, los consumidores prefieren los huevos blancos por costumbre o disponibilidad, lo que demuestra que la elección es cultural más que objetiva.