Consumo masivo en caída libre: proyecciones preocupantes para 2024

El director de Scentia, Osvaldo del Río, analiza el colapso del consumo masivo y alerta sobre un panorama sombrío que podría ser aún peor que el de la crisis de 2001.

El consumo masivo en Argentina atraviesa su peor momento en décadas. Según datos de la consultora Scentia, las ventas de productos empaquetados cayeron un 17,2% en agosto, y las expectativas no muestran señales de mejora en lo que resta del año. Se proyecta que la situación podría ser tan grave como la crisis de 2001.

El deterioro en el consumo masivo de productos empaquetados, que incluye alimentos, bebidas, productos de higiene y cosméticos, sigue reflejando el complicado escenario económico que enfrenta Argentina. Osvaldo del Río, director de la consultora Scentia, en una reciente entrevista con Noticias Argentinas, profundizó en la crítica situación actual y adelantó un panorama que genera inquietud.

Según Del Río, las ventas en todos los canales de distribución han registrado caídas significativas. Los supermercados, autoservicios y almacenes vieron contracciones cercanas al 18% en comparación con el mismo período del año pasado. Los productos de higiene, cosmética y bebidas alcohólicas han sido los más afectados, con caídas superiores al 20%, lo que deja entrever que la crisis de consumo no discrimina sectores ni productos.

«La contracción en el consumo masivo empaquetado ha sido del 17,2% en agosto, comparado con el mismo mes de 2023», explicó Del Río, subrayando que ninguna categoría ha escapado de la tendencia negativa. En cuanto a los distintos puntos de venta, el supermercadismo experimentó un desplome del 18%, mientras que autoservicios y kioscos cayeron un 17%.

Para el especialista, lo más preocupante es que las cifras no muestran señales de mejora en el corto plazo. «Es muy probable que veamos caídas de dos dígitos hasta noviembre», advirtió Del Río, pronosticando que el año podría cerrar con una retracción en el consumo masivo de más del 10%. Esto haría de 2024 uno de los peores años en términos de consumo en más de 30 años, con una estabilidad de bajo consumo que podría durar hasta 2025.

El desplome del poder adquisitivo, agravado por la elevada inflación, ha sido el principal responsable del retroceso del consumo. A pesar de las paritarias que buscaron recuperar parte del salario perdido, la diferencia entre ingresos y el aumento de precios sigue siendo notable. «La gente ha migrado a segundas y terceras marcas, buscando hacer rendir lo máximo posible su capacidad de compra», explicó el director de Scentia.

Del Río destaca que, aunque las ventas se han estabilizado en los últimos meses, esta nueva «normalidad» de bajo consumo no es alentadora. «Estamos hablando de una nueva base que va a perdurar al menos hasta 2025», señaló, refiriéndose a que el consumo se ha estabilizado en niveles extremadamente bajos.