Protesta de jubilados en el congreso termina con represión policial

Las fuerzas de seguridad reprimieron a jubilados que reclamaban por un aumento en sus haberes en las inmediaciones del Congreso.

Una nueva manifestación de jubilados en el Congreso culminó en violencia luego de que la Policía Federal reprimiera a los manifestantes que exigían un incremento en sus haberes.

Los jubilados se congregaron frente al Congreso Nacional para exigir una mejora sustancial en sus haberes, los cuales consideran insuficientes ante la creciente inflación. La protesta se dio luego de una cena en Olivos entre diputados, en la que se blindó el veto presidencial propuesto por Javier Milei, lo que exacerbó el malestar de los jubilados.

Diversas organizaciones sociales, como el Plenario de Trabajadores Jubilados y Jubilados Insurgentes, formaron parte de la manifestación. Estos grupos vienen reclamando desde hace meses una jubilación mínima de $950 mil, un monto que consideran necesario para garantizar una vida digna. Sin embargo, la respuesta de las fuerzas de seguridad fue contundente. La Policía Federal implementó nuevamente el Protocolo Antipiquetes, impidiendo que los manifestantes se desplazaran hacia la avenida Callao, donde tenían planeado continuar la movilización.

El enfrentamiento comenzó cuando los jubilados intentaron avanzar hacia la mencionada avenida. La Policía, bloqueando el paso, usó gas pimienta para dispersar a los manifestantes, lo que generó momentos de caos.

Varios jubilados, muchos de ellos personas mayores con movilidad reducida, también sufrieron los efectos del gas pimienta y la violencia ejercida por la policía. Algunos fueron arrojados al piso durante el forcejeo, mientras otros necesitaron asistencia médica inmediata, proporcionada por un equipo de enfermeros voluntarios que acompañaba la protesta.

Este episodio de represión ha generado una fuerte condena por parte de diversas organizaciones de derechos humanos y agrupaciones políticas. Las demandas de los jubilados por una mejora en sus haberes han sido una constante en los últimos años, pero la represión de estas protestas se ha vuelto una escena recurrente, lo que genera preocupación sobre la respuesta estatal frente a reclamos legítimos.