Tarifas de energía: la inacción gubernamental y su impacto en los hogares
Los incrementos en las tarifas de luz y gas, que acumulan hasta un 600% en lo que va del año, evidencian la falta de planificación y gestión eficiente por parte del Gobierno, afectando directamente a las familias argentinas.
A lo largo de 2024, los aumentos en las tarifas de luz y gas se han convertido en una carga insostenible para muchas familias, con subas acumuladas que rondan el 600%. El Gobierno sostiene que estos incrementos responden a la necesidad de que los usuarios paguen “lo que realmente cuesta la energía”. Sin embargo, un informe de la Fundación Encuentro plantea que la causa principal de esta crisis radica en la ineficiencia y la falta de acción de la gestión energética actual.
El documento, titulado “Aumentos tarifarios: la falacia del costo real”, argumenta que la administración ha adoptado una postura pasiva, desaprovechando oportunidades para reducir costos y mejorar la infraestructura del sector energético. A pesar de iniciar el año con precios de energía históricamente bajos, el costo de generación se disparó a 95,5 USD por MWh en julio de 2024, superando los valores del año anterior y el promedio de la última década.
Este aumento ha tenido un impacto significativo en los hogares de menores ingresos, donde el gasto en servicios públicos de gas y electricidad pasó de representar el 3,9% de los ingresos en noviembre de 2023 al 12,8% en agosto de 2024. Además, el informe critica la reorientación de subsidios, que antes se focalizaban en familias de ingresos medios y bajos, hacia un esquema que beneficia a todos los hogares sin distinción, sin un plan claro para la eliminación gradual de estos subsidios.
El informe señala que las decisiones de política energética, como el retraso en obras complementarias del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner y la compra tardía de gas natural licuado (GNL), han incrementado los costos de generación y, en consecuencia, las tarifas. Estas acciones, según la Fundación Encuentro, reflejan una falta de previsión y compromiso con las verdaderas necesidades del país, dejando a los usuarios finales como los más afectados.
Frente a una inflación galopante y la presión económica sobre los sectores más vulnerables, la narrativa oficial de trasladar el “costo real de la energía” a los usuarios se desmorona al evidenciarse que dichos costos no están determinados por el mercado, sino por la falta de gestión eficiente. Mientras el Gobierno no implemente una estrategia que priorice la eficiencia y la equidad en la gestión de los recursos energéticos, los hogares argentinos seguirán pagando el precio de la inacción y la falta de planificación en el sector energético.