La Cucaracha: un icono histórico de Adrogué

En las tierras que hoy conforman Adrogué, un visionario comerciante, Esteban Adrogué, trazó en 1862 los primeros trazos de lo que sería un próspero futuro. Su ambición no se limitó a la agricultura, sino que se extendió a la construcción de un imponente chalet de estilo suizo, bautizado como La Cucaracha por su peculiar techo de pizarra que, a la distancia, evocaba el caparazón del insecto.

Este singular edificio, erigido en 1871, fue concebido como un regalo para sus hijas casadas. Sin embargo, el destino quiso que la casona tuviera una vida más agitada de lo previsto. Tras un fallido intento de rifarla, La Cucaracha pasó por diversas manos, albergando desde el primer gobierno municipal hasta una escuela de artes y oficios.

A lo largo de su historia, este icono arquitectónico ha sido testigo de los cambios y transformaciones de Adrogué. Su sólida estructura y su rica historia la convirtieron, en 2002, en un museo que resguarda valiosos objetos y documentos que relatan la vida de la región.

Entre sus salas, se destacan aquellas dedicadas a la familia Adrogué, a la historia de las localidades del partido y a la Iglesia San Gabriel. Cada rincón de La Cucaracha es un viaje en el tiempo, un homenaje a un pasado que pervive en la memoria colectiva.

En los últimos años, la casona ha sido sometida a una meticulosa restauración que ha devuelto su esplendor original. Hoy, La Cucaracha se erige como un faro cultural, un espacio donde la historia se conjuga con el presente para inspirar a las nuevas generaciones.

Más que un simple edificio, La Cucaracha es un símbolo de identidad, un legado que trasciende las épocas y que nos invita a reflexionar sobre nuestras raíces y a valorar el rico patrimonio histórico de nuestra región.