Alerta mundial por Mpox: la OMS declara emergencia internacional

La Organización Mundial de la Salud eleva la alerta máxima por el aumento del 160% en los casos de mpox en África, una enfermedad viral de alta transmisión.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado una emergencia de salud pública de interés internacional ante la propagación de la enfermedad viral conocida como mpox, previamente denominada viruela del mono. Esta decisión refleja la creciente preocupación global por el significativo incremento de casos y la aparición de una cepa más virulenta en el continente africano.

El mpox es una enfermedad zoonótica, lo que significa que se transmite de animales a humanos, aunque también puede propagarse a través del contacto físico cercano con una persona infectada. Desde enero de 2022, se han registrado 38.465 casos y 1.456 muertes en 16 países africanos, con un preocupante aumento del 160% en los contagios durante 2024 en comparación con el año anterior, según datos del Africa CDC.

Este alarmante incremento de casos coincide con la aparición de una nueva cepa más letal y contagiosa, denominada «Clade Ib», detectada en la República Democrática del Congo (RDC) en septiembre de 2023. A diferencia de cepas anteriores, que provocaban erupciones cutáneas localizadas en la boca, rostro o genitales, la «Clade Ib» se caracteriza por erupciones extendidas por todo el cuerpo, lo que aumenta su capacidad de propagación y su letalidad.

La OMS decidió declarar esta emergencia internacional debido a la rápida expansión de esta nueva variante y a la preocupación de que pueda cruzar fronteras y afectar otras regiones fuera de África. La situación actual recuerda la epidemia de 2022, cuando una cepa diferente del virus, el subtipo clade 2, se propagó en más de cien países, causando alrededor de 140 muertos de un total de 90.000 casos registrados.

La comunidad internacional enfrenta ahora el desafío de contener la propagación del mpox, mientras se trabaja en el desarrollo de vacunas y tratamientos efectivos. La colaboración entre países y organismos de salud es crucial para evitar una crisis de salud pública a nivel mundial, especialmente ante la amenaza que representa la nueva cepa «Clade Ib».