El espejismo de la inflación controlada: la realidad que desmiente al Gobierno
Mientras el Gobierno asegura que la inflación está bajo control, los incrementos en bienes y servicios esenciales siguen golpeando el bolsillo de los trabajadores, mostrando una realidad que contradice los discursos oficiales.
«La inflación es un tema que desde lo técnico está terminado», afirmó el vocero presidencial Manuel Adorni, generando una oleada de críticas y dudas sobre la veracidad de sus declaraciones. A pesar de la confianza del Gobierno en que la inflación desaparecerá con el tiempo, los aumentos en sectores clave continúan, y el poder adquisitivo de los salarios sigue en caída libre.
Durante una conferencia de prensa, Manuel Adorni, vocero presidencial, declaró que «se hizo todo lo que había que hacer para solucionar» la inflación en Argentina. Según Adorni, la situación es cuestión de tiempo, y la inflación «se derrumbará» en los próximos meses. Sin embargo, la realidad parece desmentir esta visión optimista.
Los últimos datos disponibles indican que la inflación en la Ciudad de Buenos Aires subió un 5,1% en julio, acumulando un preocupante 98,5% en los primeros siete meses del año. Este incremento afecta a sectores fundamentales como vivienda, agua, electricidad, gas, alimentos y bebidas, y salud, minando cualquier intento de recuperación salarial y golpeando duramente a las clases trabajadoras.
Además, el consumo de alimentos básicos sigue en declive. El sector lácteo, por ejemplo, registró una caída interanual del 23% en el consumo de leche fluida y una disminución del 16,2% en lo que va del año. Estos números se suman a una preocupante baja en el consumo de carne, que, según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), alcanzó su nivel más bajo en 30 años.
El transporte público en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) también refleja el impacto de la inflación en la vida cotidiana de los ciudadanos. Desde la asunción del actual gobierno, las tarifas han aumentado un 600%, y se espera que los recortes en subsidios a partir de septiembre eleven aún más los costos para los usuarios.
Otros aumentos previstos para agosto en telecomunicaciones, prepagas, combustibles, y peajes, entre otros, agravan el panorama inflacionario, situando la inflación como la principal preocupación de los argentinos, según un estudio de la consultora Ipsos. A esta preocupación se suma el temor al desempleo, que ha escalado posiciones en las encuestas, reflejando la incertidumbre económica que atraviesa el país.
Mientras el Gobierno mantiene un discurso optimista sobre la inflación, la realidad diaria de millones de argentinos demuestra lo contrario. Los constantes incrementos en productos y servicios esenciales y la caída del poder adquisitivo pintan un panorama que desmiente las afirmaciones oficiales y evidencia una crisis que aún está lejos de resolverse.