Caída en las ventas de supermercados: un reflejo de la crisis económica

La consultora Scentia informa que las ventas en supermercados cayeron un 11,5% en las primeras semanas de junio, afectando especialmente a los autoservicios. La crisis económica y la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores se reflejan en estos números negativos.

En un contexto de inestabilidad económica, las ventas en supermercados continúan su tendencia descendente. La consultora Scentia reveló que en las primeras tres semanas de junio, las ventas se desplomaron un 11,5% en comparación con el mismo período del año anterior. Esta situación afecta especialmente a los autoservicios, que ya venían arrastrando cifras negativas desde hace varios meses.

Osvaldo Del Río, titular de la consultora Scentia, explicó en una entrevista reciente con la radio La Once Diez que la caída en el consumo es una respuesta directa a la capacidad de compra de la población. «En mayo, el consumo cayó un 10% interanual. Veníamos de un mes aún peor, que fue abril, con una retracción del 13,8%. Esto es esperable porque la capacidad de compra de la gente se ha visto muy afectada por la inflación», señaló Del Río.

Según los datos proporcionados por la consultora, en mayo las ventas en supermercados se redujeron un 10% en comparación con el mismo mes del año anterior. Las grandes cadenas registraron una caída del 10,5%, mientras que los autoservicios vieron una disminución del 5,6%. Esta tendencia negativa se atribuye principalmente a la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores, que ha sido erosionado por la inflación persistente.

Del Río advirtió que «el supermercadismo está perdiendo lo que había ganado el año pasado. Los autoservicios, que mensualmente cayeron un poco menos, parten de una base que ya era negativa. Cuando se comparan los dos períodos, el más afectado es el negocio de barrio». Este fenómeno resalta la vulnerabilidad de los autoservicios, que enfrentan una mayor dificultad para mantener sus ventas en un entorno económico adverso.

A pesar de que la inflación muestra signos de desaceleración, los ingresos de las familias siguen siendo insuficientes para mantener el nivel de consumo previo. Esta situación, según Del Río, se prolongará hasta que se logre un equilibrio entre los ingresos y la inflación. «Hasta que esa situación no se equilibre, veremos seguramente números negativos», afirmó.

Las perspectivas para el resto del año no son alentadoras. El titular de Scentia estima que, al cierre de 2024, el consumo habrá registrado una caída de entre siete y nueve puntos. La situación económica del país sigue siendo un desafío para los consumidores y para el sector minorista, que lucha por adaptarse a un mercado en constante contracción.

Este escenario plantea una serie de interrogantes sobre el futuro del consumo en Argentina y la capacidad del sector minorista para recuperar terreno en un contexto económico tan desfavorable.