Paralización de plantas industriales: un alerta por el derrumbe de la actividad económica

Ante la caída de la demanda y la acumulación de stocks, grandes empresas de diversos sectores frenan sus actividades y suspenden personal. El caso de Acindar y la crisis en la industria automotriz reflejan la profundidad del problema.

El derrumbe de la actividad industrial en Argentina ha llevado a grandes empresas a tomar medidas drásticas para evitar la acumulación de inventarios. La paralización de plantas y la suspensión de personal son estrategias emergentes ante una demanda que no levanta cabeza. Acindar, una de las mayores siderúrgicas del país, y varias automotrices, son ejemplos prominentes de esta situación.

Acindar anunció la suspensión de sus actividades en el área de reducción directa, responsable del procesamiento del hierro. A esta medida se sumarán paradas en la acería y en las líneas de trenes laminadores y fabricación de alambres en los próximos días. Esta paralización se extenderá por tres semanas, recordando una acción similar entre marzo y abril de este año cuando la planta estuvo detenida por un mes completo.

Acindar emplea a 3,000 personas directamente, más otras 1,000 en talleres proveedores. Pablo González, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Villa Constitución, informó que se están gestionando suspensiones, vacaciones atrasadas y francos compensatorios para los trabajadores afectados. La situación ha escalado a tal punto que el diputado provincial Carlos Del Frade, del Frente Social y Popular santafesino, solicitó al Poder Ejecutivo provincial un informe detallado sobre las condiciones en las plantas de Acindar en Villa Constitución y Rosario.

El panorama es igual de sombrío en la industria automotriz. Los números del informe de actividad de la Unión Industrial Argentina (UIA) revelan caídas significativas en los despachos de cemento (-27.1%), producción de autos (-27.9%), patentamiento de maquinaria agrícola (-22.9%), importaciones desde Brasil (-42.8%) y consumo de energía eléctrica de grandes usuarios (-11.3%) para el mes de mayo.

Diversas automotrices también han optado por frenar la producción para evitar la acumulación de stocks. En la planta de Santa Isabel, Córdoba, donde se fabrican vehículos para Renault y Nissan, se decidió suspender la producción durante toda la semana. Además, Renault planea reducir los turnos de producción de 8 a 6 horas a partir de julio, ajuste que también aplicará a Nissan.

Toyota, el mayor fabricante de vehículos del país, ha implementado un plan de retiro voluntario debido a la caída de exportaciones a mercados clave como Chile, Colombia, Ecuador y Perú. La producción en la planta de Toyota también se detuvo esta semana, agravada por retrasos en la llegada de piezas importadas.

Fiat enfrenta problemas similares en Córdoba, donde una gran cantidad de unidades del modelo Cronos permanecen incompletas debido a la falta de componentes importados, como cajas de dirección desde Brasil. General Motors, en Santa Fe, también ha detenido sus actividades esta semana, ajustando su producción a la demanda actual. La división Van de Mercedes-Benz en Virrey del Pino, partido de La Matanza, está en proceso de reformas en la planta de pintura.

Contrariamente, Volkswagen, Ford y la planta de Stellantis en El Palomar, donde se producen modelos de Peugeot y Citroën, han mantenido sus operaciones con normalidad.

Según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), la producción nacional de vehículos en mayo fue de 38,440 unidades, un 10.6% menos que en abril y un 27.9% menos que en el mismo mes del año anterior. Aunque se registraron mejoras en las exportaciones y ventas internas respecto a abril, con incrementos del 11.5% y 24.1% respectivamente, las caídas interanuales continúan siendo significativas, con descensos del 24.1% en exportaciones y del 27.9% en ventas internas.

La parálisis en sectores clave de la industria argentina refleja una crisis de demanda que requiere atención urgente. La intervención del gobierno y una estrategia económica sólida son esenciales para revertir esta tendencia y evitar un mayor deterioro de la actividad industrial y el empleo. Las suspensiones y paradas de producción son un claro indicativo de que, sin medidas efectivas, el panorama podría empeorar, afectando no solo a los trabajadores y las empresas, sino también a la economía en su conjunto.