Vinculan el consumo de ultraprocesados con síntomas depresivos y cambios en circuitos cerebrales

Un estudio reciente sugiere que la comida ultraprocesada podría estar relacionada con síntomas depresivos y alteraciones en el cerebro.

El consumo de alimentos ultraprocesados, presentes en gran parte de las dietas modernas, podría estar teniendo efectos negativos sobre la salud mental y cerebral. Un estudio llevado a cabo por el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) y el Instituto de Investigación Biomédica de Girona Dr. Josep Trueta (IDIBGI) ha encontrado vínculos directos entre estos alimentos, síntomas depresivos y cambios en el volumen de la sustancia gris en regiones específicas del cerebro.

La investigación, publicada en el Journal of Affective Disorders, se enfoca en los posibles efectos adversos del consumo de ultraprocesados, tales como snacks, bebidas azucaradas, precocinados, bollería industrial, carnes procesadas, galletas, lácteos azucarados, cereales refinados, pizzas y nuggets, sobre la salud mental y cerebral. Estos productos, ricos en grasas saturadas, azúcares añadidos y sal, pero pobres en proteínas, fibra y micronutrientes, pueden tener un impacto significativo en la estructura y función cerebral.

El estudio transversal, que incluyó a 233 personas de las cuales 152 participaron en el análisis final, se centró en la relación entre el consumo de ultraprocesados y la salud mental. Para evaluar el consumo de estos alimentos, los investigadores utilizaron cuestionarios de frecuencia alimentaria y el sistema de clasificación de alimentos NOVA. Se midieron también síntomas depresivos, utilizando imágenes de resonancia magnética estructural para observar el volumen de sustancia gris en el cerebro, y se evaluaron parámetros metabólicos y biomarcadores inflamatorios, como el recuento de glóbulos blancos y la proteína C reactiva.

Los resultados mostraron una clara asociación entre un mayor consumo de ultraprocesados y una mayor presencia de síntomas depresivos. Además, se observó un menor volumen de sustancia gris en áreas del cerebro involucradas en la recompensa y la toma de decisiones, como la amígdala y las regiones frontales. Estos cambios en el cerebro pueden estar relacionados con los síntomas depresivos observados en los participantes.

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es que esta asociación es particularmente notable en individuos con obesidad. En este grupo, que representaba el 58.6% de los participantes, se registró una mayor prevalencia de síntomas depresivos en comparación con aquellos sin obesidad. Los investigadores, liderados por Oren Contreras-Rodríguez y José Manuel Fernández-Real, sugieren que los niveles de inflamación, medidos a través de biomarcadores inflamatorios, podrían mediar en esta relación.

«Como hipótesis de trabajo, esperábamos que un mayor consumo de ultraprocesados se asociara con un mayor riesgo de síntomas depresivos y un menor volumen de sustancia gris en la amígdala y regiones frontales, especialmente en participantes con obesidad», explicó Contreras-Rodríguez. «Los resultados confirmaron nuestra hipótesis», añadió Fernández-Real.

Este estudio contribuye a una creciente base de evidencia que sugiere que los hábitos alimentarios pueden tener un impacto profundo en la salud mental y cerebral. Al destacar la conexión entre el consumo de alimentos ultraprocesados, los síntomas depresivos y los cambios en la estructura cerebral, esta investigación subraya la importancia de una dieta equilibrada y rica en nutrientes para mantener la salud mental.

Los investigadores del CIBER y el IDIBGI, junto con colaboradores de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y el Instituto de Investigación de Sant Pau, continúan explorando los mecanismos subyacentes a estas asociaciones. Sus hallazgos podrían tener implicaciones importantes para las políticas de salud pública y las estrategias de intervención dietética destinadas a mejorar la salud mental y prevenir trastornos depresivos.