Las tarifas de luz y gas en los hogares: las más elevadas en tres décadas
El aumento tarifario y la caída del poder adquisitivo sitúan a las tarifas de luz y gas en niveles históricos. Los hogares destinan más del 6% de sus ingresos a estos servicios.
En el primer semestre de 2024, las tarifas de luz y gas en los hogares argentinos alcanzaron niveles inéditos en las últimas tres décadas. Este fenómeno, impulsado por el retroceso de los salarios medidos en dólares, ha llevado a que los hogares destinen más del 6% de sus ingresos a estos servicios, según diversas consultoras privadas.
La principal razón detrás de este aumento es la caída del poder adquisitivo de los salarios. Medidos en dólares, los ingresos de los trabajadores se ubicaron en su valor más bajo de los últimos 20 años. En marzo de 2024, el gasto promedio en luz y gas natural de los usuarios de Nivel 1 representaba el 4,1% del salario RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables). Tres meses después, este porcentaje ascendió al 6,4%, según un informe de las consultoras Economía & Energía y PxQ.
El impacto de este ajuste tarifario se siente en todos los niveles de ingresos. Para los usuarios de ingresos bajos (Nivel 2), el gasto en luz y gas pasó del 1,5% al 4,1% de sus ingresos en el mismo período. En tanto, los usuarios de ingresos medios (Nivel 3) vieron cómo este porcentaje se incrementó del 1,5% al 4,8%.
En cuanto a la factura de gas natural, el gasto actual del 3,1% con respecto al salario RIPTE es el más alto de la serie histórica. Este porcentaje supera el promedio de 2,7% registrado entre enero de 2018 y diciembre de 2019, con un pico cercano al actual a fines de 2018.
El valor promedio actual se sitúa un punto porcentual por encima del promedio de la década de 1990. Respecto a la electricidad, el gasto promedio en junio de 2024 equivale al 2% del salario RIPTE, cifra que, aunque elevada, está por debajo del 2,6% promediado entre julio de 1994 y mayo de 2003, y del 2,1% alcanzado entre enero de 2018 y diciembre de 2019.
Esta situación refleja un cóctel negativo conformado por el ajuste tarifario y la caída del poder adquisitivo. La inflación y la depreciación del peso frente al dólar han erosionado los ingresos de los trabajadores, dificultando aún más el pago de servicios esenciales. Las políticas de subsidios, aunque presentes, no han logrado mitigar completamente el impacto en los sectores más vulnerables.
El aumento en las tarifas de luz y gas no solo afecta a los hogares, sino que también tiene repercusiones en la economía en general. Los comercios y las pequeñas y medianas empresas enfrentan costos operativos más altos, lo que puede traducirse en un aumento en los precios de bienes y servicios, exacerbando la inflación.
En conclusión, la situación tarifaria actual pone de relieve la necesidad de políticas económicas que aborden tanto el ajuste de tarifas como la recuperación del poder adquisitivo. Sin medidas efectivas, el impacto en el bienestar de los hogares y en la economía en general seguirá siendo significativo. La combinación de salarios en retroceso y tarifas en alza configura un desafío complejo para la economía argentina en el corto y mediano plazo.