La capacidad numérica de los animales: un as bajo la manga para la supervivencia

La ciencia revela que las habilidades matemáticas no son exclusivas de los humanos. Animales como aves, abejas, lobos y ranas usan los números para cazar, encontrar pareja o regresar a casa, mostrando que la competencia numérica es clave para su supervivencia.

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha considerado las matemáticas como una disciplina exclusivamente humana. Sin embargo, un creciente cuerpo de investigación está desafiando esta noción, revelando que muchas especies animales poseen habilidades numéricas sorprendentes. Un reciente estudio del neurobiólogo Andreas Nieder, de la Universidad de Tübingen en Alemania, ha analizado la literatura científica existente para entender mejor cómo estas habilidades influyen en la toma de decisiones y en la supervivencia de diversas especies.

La competencia numérica, es decir, la capacidad de identificar y ordenar números, no es solo una habilidad humana. Según Nieder, casi todos los animales, al menos aquellos con capacidades cognitivas avanzadas, utilizan esta habilidad en su vida diaria. «Diferentes grupos de animales han desarrollado esta competencia de forma independiente, lo que indica que es una adaptación crucial para su supervivencia y reproducción», explica.

Por ejemplo, las abejas utilizan señales numéricas para encontrar el camino de vuelta a su colmena. Pueden recordar la cantidad de puntos de referencia que encuentran en su camino de ida y así regresar con éxito. «El último antepasado común entre las abejas y nosotros vivió hace unos 600 millones de años, pero aun así desarrollaron una competencia numérica comparable a la de los vertebrados», señala Nieder.

En el reino animal, los números también juegan un papel crucial en las estrategias de caza y defensa. Los lobos, por ejemplo, necesitan calcular el tamaño de su manada para optimizar sus probabilidades de éxito en la caza. Cuando intentan cazar un alce, necesitan un grupo de seis a ocho lobos, mientras que para cazar un bisonte, requieren entre nueve y trece. Las presas, como los alces, también utilizan esta competencia numérica para reducir su riesgo de ser capturados, formando manadas más pequeñas que eviten encuentros con grandes depredadores.

La competencia numérica también influye en el cortejo y la reproducción. Las ranas macho de la especie Bombina orientalis, por ejemplo, croan para atraer a las hembras, que seleccionan a sus parejas en función de la complejidad de sus cánticos, prefiriendo a aquellos que emiten más llamadas. Otros animales, como el gusano de la harina (Tenebrio molitor) y el pájaro vaquero (Molothrus), también usan esta habilidad para aumentar sus probabilidades de reproducción. El gusano de la harina, tras aparearse, vigila a su hembra durante más tiempo si hay más machos presentes para asegurarse de que sus huevos sean fertilizados solo por él.

A pesar de estos fascinantes hallazgos, Nieder enfatiza que aún queda mucho por investigar para comprender plenamente las presiones selectivas y los beneficios de la competencia numérica. «Es crucial entender mejor las leyes de la percepción y los mecanismos cognitivos y neuronales subyacentes que hay detrás de esta habilidad», afirma. En su laboratorio, se están preparando para profundizar en cómo el cerebro y las neuronas de los animales procesan los números, un campo que promete revelaciones aún más sorprendentes.

El estudio de Andreas Nieder abre una ventana fascinante al mundo de la cognición animal, desafiando nuestra percepción de las matemáticas como una habilidad puramente humana. A medida que la ciencia avanza, es probable que descubramos aún más ejemplos de cómo las habilidades numéricas influyen en la vida de los animales, subrayando la complejidad y la sofisticación del reino animal. Estos hallazgos no solo amplían nuestro conocimiento científico, sino que también nos invitan a apreciar y respetar más profundamente las capacidades de las criaturas con las que compartimos el planeta.