Abril Negro: Derrumbe total en la industria y la construcción
La industria manufacturera y la construcción sufrieron un desplome histórico en abril, con caídas del 16% y 37% respectivamente. Este retroceso se da en el marco de la política económica de La Libertad Avanza, encabezada por Javier Milei. Las familias recortan gastos básicos y el consumo de alimentos se desploma. ¿Estamos ante una recesión planificada?
El panorama sombrío de la industria manufacturera
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la producción industrial manufacturera registró en abril una caída interanual del 16,6%, acumulando un retroceso del 15% en los primeros cuatro meses del año. Todas las divisiones de la industria manufacturera sufrieron caídas, siendo el rubro de alimentos y bebidas, el de mayor peso en el indicador, uno de los más afectados con un descenso del 9%.
Este desplome industrial no solo refleja una crisis en la producción, sino también en el consumo. Las cifras de la consultora Scentia muestran una caída del consumo del 13,8% en abril, con un acumulado anual negativo del 7,2%. En los grandes supermercados, el rubro alimentos cayó un 12,9%, mientras que en los comercios de cercanía la baja fue del 6,5%. La situación se mantiene crítica en mayo, con una proyección de una nueva caída del 2%.
La licuación del poder adquisitivo, otro efecto de las políticas de Milei, se traduce en familias que dejan de comprar alimentos. Según el Centro de Investigación y Formación de la CTA (CIFRA), el salario real ha caído un 15% desde el inicio del gobierno de Milei, aumentando la vulnerabilidad y el hambre entre los sectores más desprotegidos de la población.
Derrumbe en la construcción: Un golpe devastador
El sector de la construcción no ha escapado a la crisis. El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) del Indec reportó una caída interanual del 37,2% en abril, y una disminución acumulada del 32% en el primer cuatrimestre del año. La paralización de la obra pública, un componente central del programa de recesión planificada de La Libertad Avanza, ha provocado la destrucción de miles de puestos de trabajo.
Las ventas de asfalto, hierro redondo y acero, indicadores clave de la actividad constructora, cayeron un 60,6% y 57,5% respectivamente. El Instituto de Estadísticas y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric) señala que ya se han perdido 90,000 empleos en el sector. Entre septiembre y diciembre de 2023, el empleo sectorial se redujo en 50,000 puestos, y otros 40,000 empleos se perdieron entre enero y marzo de 2024.
Acindar: Un reflejo de la crisis
La empresa Acindar de Villa Constitución ilustra la gravedad de la situación. Matías Ruffini, delegado de la comisión interna, explicó que la empresa ha tenido que negociar suspensiones con los trabajadores debido a la caída abrupta de las ventas y la producción. «Se van a confirmar las suspensiones para todo el personal efectivo», indicó Ruffini en diálogo con El Destape.
En noviembre pasado, la planta empleaba a 1150 obreros. Hoy, tras varios contratos terminados y retiros voluntarios, el número se ha reducido a cerca de 1000. Las suspensiones se están firmando con un monto no remunerativo cercano al salario completo, pero los trabajadores están en alerta ante la posibilidad de más despidos. Ruffini advierte: «No vamos a permitir despidos, ese será otro escenario de conflicto».
El hambre como política de Estado
La caída en la industria y la construcción es solo una parte del panorama desolador. La política de ajuste y recesión de La Libertad Avanza ha llevado a una disminución drástica del poder adquisitivo de la población, traducida en un aumento del hambre y la pobreza. Familias enteras se ven obligadas a recortar gastos en alimentos, evidenciando una situación alarmante en un país históricamente productor de alimentos.
Según el informe del CIFRA, la caída del salario real y el aumento de la inflación han provocado que cada vez más argentinos no puedan cubrir sus necesidades básicas. Esta situación es un claro reflejo de lo que muchos analistas denominan «el hambre como política de Estado». La crisis económica no solo afecta a los sectores productivos, sino que tiene un impacto directo en la vida diaria de millones de personas.
El costo humano de la recesión
La política económica de La Libertad Avanza ha desencadenado una recesión planificada que está devastando la industria, la construcción y el poder adquisitivo de los argentinos. Esta estrategia, basada en la reducción del gasto público y la eliminación de la obra pública, ha resultado en la destrucción de miles de empleos y la precarización de las condiciones de vida.
El caso de Acindar en Villa Constitución es emblemático, pero no es único. Empresas de diversos sectores enfrentan caídas en la producción y ventas, llevando a suspensiones y despidos. Los trabajadores, en alerta, luchan por conservar sus empleos en un contexto cada vez más adverso.
El camino hacia adelante: Resistencia y solidaridad
Frente a este panorama desolador, la resistencia y la solidaridad se erigen como pilares fundamentales. Las organizaciones sindicales, sociales y políticas deben unirse para enfrentar las políticas de ajuste y recesión. La defensa del empleo, el salario y las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias es una tarea urgente y necesaria.
Es crucial que la sociedad en su conjunto tome conciencia de la gravedad de la situación y actúe en consecuencia. La movilización y la presión social pueden marcar la diferencia en la lucha por una economía más justa y equitativa. La memoria de quienes sufren las consecuencias de estas políticas debe ser el motor que impulse el cambio hacia un futuro mejor.
La lucha continúa
La recesión planificada de La Libertad Avanza ha sumido a la Argentina en una crisis profunda. El desplome de la industria y la construcción, junto con la caída del consumo y el poder adquisitivo, son síntomas de una política económica que prioriza el ajuste a costa del bienestar de la población.
En este contexto, la lucha por la justicia social y económica es más relevante que nunca. La resistencia y la solidaridad deben ser los ejes de una estrategia que busque revertir las políticas de ajuste y construir una economía inclusiva y sustentable. La batalla por el futuro de Argentina continúa, y es responsabilidad de todos contribuir a un cambio real y duradero.