Escándalo en Capital Humano por los contratos de 150 «rugbiers ñoquis»

El Ministerio de Desarrollo Social sigue siendo el protagonista de los escándalos que atraviesan al gobierno. Tras la salida de Pablo de la Torre, acusado de no distribuir la comida retenida, se filtró una planilla de Excel titulada "Plan 120" que expone una red de rugbiers "ñoquis" beneficiados con pagos irregulares.

Una nueva polémica sacude al Ministerio de Desarrollo Social

El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación vuelve a estar en el centro de la controversia tras la revelación de un escándalo que involucra contratos irregulares a favor de 150 rugbiers. Este nuevo episodio de corrupción se suma a las acusaciones contra el exsecretario de Niñez y Familia, Pablo de la Torre, por la retención de alimentos destinados a los sectores más vulnerables.

Un descuido fatal: la planilla que desató el escándalo

La trama comenzó a desenredarse cuando Federico Fernández, conocido como «Fefe» y exdirector administrativo de la Secretaría de Niñez y Familia, compartió por error una planilla de Excel en Google Drive. El archivo, titulado «Plan 120», detallaba pagos irregulares que sumaban 120 millones de pesos. Este documento no solo identificaba a Fernández con las iniciales «FF», sino que también listaba nombres de rugbiers del Colegio La Salle, incluyendo a Gonzalo Avetrani, Vicente Ammann, Lautaro Alarcón y Santiago Anziano, todos amigos cercanos de Fefe.

La respuesta de la ministra Pettovello

Al conocerse la filtración, la ministra de Desarrollo Social, Sandra Pettovello, intentó contener el daño desatando una serie de despidos en el ministerio. Entre las primeras medidas, destituyó a Pablo de la Torre, señalándolo como el responsable de introducir a los rugbiers «ñoquis». Sin embargo, la crisis interna del ministerio se profundizó cuando se reveló que Pettovello había firmado los convenios irregulares con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) que permitieron estos pagos.

Repercusiones y confrontaciones internas

La situación en el ministerio se tornó insostenible, con áreas sociales enfrentándose abiertamente a la ministra Pettovello. La firma de la ministra en los convenios compromete gravemente su posición, y aunque trató de tomar medidas drásticas, la aparición de su rúbrica en los documentos pone en duda la transparencia de sus acciones.

Pablo de la Torre, por su parte, quedó en el ojo de la tormenta. Acusado de haber ingresado a 150 rugbiers que nunca se presentó a trabajar pero que cobraban sus sueldos religiosamente, su

position se ha visto seriamente afectada. La gravedad del escándalo ha desatado una guerra interna en el ministerio, que ahora enfrenta una fuerte presión pública y política.

La red de complicidad y los protagonistas

Federico Fernández, conocido como «Fefe», se ha convertido en el principal foco de las acusaciones. Su decisión de compartir accidentalmente la planilla de Excel fue el detonante de este escándalo. Los nombres de los rugbiers del Colegio La Salle, como Gonzalo Avetrani, Vicente Ammann, Lautaro Alarcón y Santiago Anziano, reflejan una red de amistades que se beneficiaron con los pagos irregulares.

La ministra Pettovello, en su intento de manejar la crisis, ha sido acusada de complicidad al firmar los convenios con la OEI. Estos convenios, que facilitaban los pagos a los «ñoquis», muestran un patrón de corrupción que involucra a altos funcionarios del ministerio.

Reacciones y consecuencias políticas

El escándalo ha generado una oleada de críticas desde la oposición y desde dentro del propio gobierno. Los sectores más afectados por las irregularidades en el Ministerio de Desarrollo Social, como las áreas dedicadas a la niñez y la familia, han manifestado su indignación y exigidas respuestas claras y acciones concretas para resolver la situación.

El gobierno se enfrenta ahora a una encrucijada, con llamados a una investigación exhaustiva y la implementación de medidas que garantizan la transparencia y la rendición de cuentas en la administración pública.

Un llamado a la transparencia

El escándalo de los «rugbiers ñoquis» en el Ministerio de Desarrollo Social pone de manifiesto la necesidad urgente de fortalecer los mecanismos de control y supervisión en el sector público. Las revelaciones sobre los pagos irregulares y la complicidad de altos funcionarios subrayan la importancia de una gestión transparente y comprometida con el bienestar de la ciudadanía.

El caso de los 150 rugbiers que cobraban sueldos sin trabajar es un ejemplo alarmante de corrupción que debe ser abordado con firmeza. La ministra Pettovello y el gobierno tienen la responsabilidad de investigar a fondo y sancionar a los responsables, restaurando la confianza pública en las instituciones.

La sociedad espera acciones contundentes y un compromiso real con la justicia y la transparencia, para que hechos como estos no vuelvan a repetirse y se garantice un manejo honesto y eficiente de los recursos públicos.