Se acentúa la caída del consumo y ya alcanza al 35%

El consumo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires registró una caída abrupta del 35% en abril, según un informe del Banco Provincia. Este desplome es comparable al observado durante la pandemia.

La economía argentina enfrenta un nuevo desafío con la acentuada caída del consumo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y la provincia de Buenos Aires. Un informe del Banco Provincia revela que, en abril, el consumo se desplomó un 35%, un nivel similar al registrado durante los peores momentos de la pandemia. Este descenso significativo refleja el impacto de la actual situación económica, marcada por una alta inflación y políticas fiscales restrictivas. A continuación, se detallan los aspectos más relevantes de este fenómeno y sus implicaciones para la economía regional y nacional.

Evolución del consumo en abril

El Índice Banco Provincia de Consumo (IBP Consumo), que monitorea el gasto de consumo por cliente mediante el uso de tarjetas de crédito y débito y la Cuenta DNI, presentó datos alarmantes para abril. En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la caída fue aún más pronunciada, alcanzando un 38,3%. En el interior de la provincia de Buenos Aires, la contracción del consumo llegó al 30%, resultando en un promedio general de 35%.

El sur del conurbano bonaerense sufrió el mayor impacto, con una caída del 43,4% en el consumo. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el descenso fue casi tan severo, alcanzando un 42,3%, mientras que en la zona oeste del Gran Buenos Aires, la caída fue del 40%. Estos datos subrayan la gravedad de la situación económica en las áreas más densamente pobladas del país.

Sectores más afectados

Al desglosar los datos por rubros, el informe del Banco Provincia muestra que el consumo digital fue el más afectado, con una reducción del 55% en comparación con marzo. Este desplome refleja una fuerte contracción en las compras online, que habían experimentado un auge durante la pandemia.

El sector de supermercados y alimentos, vital para la subsistencia diaria, también experimentó una significativa caída del 21%. Este dato es particularmente preocupante, ya que indica que los hogares están reduciendo sus compras de productos esenciales, probablemente debido a la pérdida de poder adquisitivo y la alta inflación.

El consumo de combustibles, otro indicador clave de la actividad económica, se contrajo un 18%. Esta caída puede reflejar una disminución en la movilidad y una reducción en las actividades productivas y de transporte, lo que a su vez impacta en otras áreas de la economía.

Causas del desplome

Según Juan Cuattromo, titular del Banco Provincia, la caída abrupta del consumo puede atribuirse directamente a las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei. «Esto se da en un contexto donde la inflación subió casi 110% entre diciembre y abril y tuvo un mayor impacto sobre el consumo privado, como consecuencia de la política fiscal y cambiaria contractiva del actual gobierno y el mayor aumento de precios de bienes de primera necesidad», expresó Cuattromo en su cuenta de Twitter.

El informe del Banco Provincia también señala que las políticas económicas recesivas han exacerbado la situación. Los salarios con poco poder adquisitivo y el deterioro incipiente de las condiciones sociales son factores que contribuyen significativamente a la caída del consumo. En un entorno donde los precios de bienes esenciales aumentan constantemente, los ingresos de las familias no logran mantenerse al ritmo de la inflación, forzando a los consumidores a reducir su gasto.

Impacto en la economía y sociedad

La caída del consumo tiene implicaciones profundas para la economía y la sociedad. En términos económicos, una contracción tan significativa del consumo privado puede desencadenar una espiral recesiva, donde la disminución de la demanda lleva a una reducción en la producción y, consecuentemente, a un aumento del desempleo y una mayor contracción económica.

Socialmente, el impacto es igualmente devastador. Las capas medias y los sectores más vulnerables e indefensos de la sociedad son los más afectados por este «brutal ajuste» y las políticas recesivas, como mencionó Cuattromo. La reducción en el consumo de alimentos y productos esenciales sugiere que muchas familias están luchando para satisfacer sus necesidades básicas, lo que podría llevar a un incremento en los niveles de pobreza y desigualdad.

Políticas y perspectivas

En respuesta a esta situación, es crucial que se implementen políticas que puedan mitigar el impacto negativo en el consumo y revitalizar la economía. Esto podría incluir medidas como la implementación de programas de asistencia social, ajustes en las políticas fiscales para aumentar el poder adquisitivo de los salarios, y estrategias para controlar la inflación de manera efectiva.

Además, es fundamental que el gobierno y las instituciones financieras trabajen en conjunto para crear un entorno económico más estable y predecible. La estabilidad macroeconómica es esencial para restaurar la confianza de los consumidores y fomentar el gasto, lo cual es necesario para impulsar la recuperación económica.

Un llamado a la acción

La caída del consumo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires es un claro indicador de los desafíos económicos que enfrenta el país. Con una reducción promedio del 35% en abril, la situación refleja una crisis que no solo afecta la economía, sino también el bienestar de la población.

Es imperativo que las autoridades tomen medidas decisivas para abordar las causas subyacentes de esta caída. Las políticas de ajuste y la alta inflación están teniendo un impacto devastador en el consumo privado, y si no se toman acciones correctivas, la situación podría empeorar aún más.

La situación actual es un llamado a la acción para todos los actores involucrados. La implementación de políticas económicas más inclusivas y equitativas, que consideren las necesidades de los sectores más vulnerables, es esencial para evitar una crisis mayor. Al mismo tiempo, es necesario fomentar un entorno de estabilidad macroeconómica que permita a los consumidores recuperar su confianza y su capacidad de gasto.

En resumen, la caída del consumo es un síntoma de una economía en crisis. Abordar este problema requiere una combinación de medidas a corto y largo plazo que puedan estabilizar la situación y promover un crecimiento económico sostenible. La atención a las necesidades de la población y la implementación de políticas efectivas serán cruciales para superar este desafío y construir un futuro más próspero para todos.