Dijo que habían matado a su novio en un robo, pero terminó presa por el homicidio
Un técnico en equipos de refrigeración fue asesinado a puñaladas y su cadáver hallado dentro de un tanque de agua en el patio de una casa. Si bien en un principio una mujer, que dijo ser su novia, contó que lo habían matado cuatro ladrones, tras una serie de contradicciones terminó detenida como presunta autora del homicidio.
Un técnico en equipos de refrigeración fue asesinado a puñaladas y su cadáver hallado dentro de un tanque de agua en una casa de la localidad bonaerense de Temperley, partido de Lomas de Zamora. Si bien en un principio una mujer, que dijo ser su novia, contó que lo habían matado cuatro ladrones que habían entrado a la vivienda, tras una serie de contradicciones terminó detenida como presunta autora de un homicidio agravado por el vínculo, informaron este lunes fuentes policiales y judiciales.
Los investigadores, que inicialmente pensaron que había sido un homicidio en ocasión de robo, sospechan que en el crimen debe haber participado al menos otra persona, ya que no creen la mujer haya podido colocar a la víctima dentro del tanque sola.
El hecho ocurrió este domingo en una propiedad ubicada en la calle Sáenz Peña 2178, de la zona de Villa Galicia, en la mencionada localidad del sur del conurbano, donde a raíz de un llamado al 911 llegó la policía a las 9 de la mañana.
Allí fue hallado asesinado dentro de un tanque de agua en desuso que se encontraba en un patio, el propietario, un hombre identificado como Juan Mangoni (56).
La víctima era un técnico que reparaba heladeras y otros equipos de refrigeración, detallaron voceros de la investigación.
Según las fuentes, la presunta novia de la víctima, Adriana Luzuriaga (50), le contó a los efectivos de la comisaría 8va. que todo ocurrió durante la madrugada del domingo, cuando ella y Mangoni descansaban y, cerca de las 4 de la mañana, fueron sorprendidos por una banda compuesta por tres hombres y una mujer jóvenes que entraron con fines de robo, todos con los rostros cubiertos con pasamontañas.
Siempre según la versión de la supuesta testigo clave, su novio ofreció resistencia y terminó asesinado a puñaladas por los delincuentes.
La mujer dijo que los asesinos la habían obligado a introducir el cuerpo de su novio en el tanque de agua de plástico que está en desuso.
«No creemos que ella haya podido meter sola el cadáver en el tanque, por el porte de la víctima», contó a Télam una fuente judicial.
Cuando los efectivos notaron que el lugar había sido lavado, Luzuriaga explicó que los delincuentes también le hicieron limpiar la escena del crimen.
Las contradicciones del caso
Peritos de la Policía Científica realizaron pruebas de luminol y detectaron que pese a haber sido lavada, la escena primaria del crimen había sido la entrada a la casa, en el living y, al retirar el mobiliario, detectaron que debajo de los muebles se había escurrido sangre que no había llegado a ser limpiada.
Voceros policiales indicaron que la mujer comenzó a incurrir en una serie de contradicciones, como cuando se desdijo de la versión inicial y aclaró que los asesinos no eran cuatro, sino solo dos, un hombre y una mujer, de entre 19 y 27 años, aproximadamente.
También refirió que habían ingresado por los fondos, pero los investigadores determinaron que resultaba imposible en virtud de la altura de los muros que rodean la edificación.
Luzuriaga también había dicho que cuando asesinaron a Mangoni se dio una pelea «a los gritos», pero ninguno de los vecinos llegó a escuchar nada.
A su vez, los peritos no encontraron ningún acceso violentado y se verificó que la casa poseía alarma pero que estaba desactivada.
La mujer dijo que los delincuentes se retiraron de la casa a las 8 de la mañana.
Pero lo que terminó por complicar a Luzuriaga es que tanto el teléfono celular de la víctima como el suyo, que según su relato habían sido robados por los delincuentes, fueron hallados tirados en el inodoro.
Además, se secuestraron una computadora y una notebook bajo la ducha abierta del baño, en una clara maniobra por dañar los elementos donde podrían haberse almacenados las imágenes de las cámaras con la que contaba la propiedad.
Como la denuncia original señalaba que se trataba un homicidio en ocasión de robo, en la causa comenzó a intervenir la Unidad Funcional de Instrucción 11 Especializada en Entraderas, de Lomas de Zamora, a cargo de Ricardo Silvestrini.
Ante todo el cuadro de indicios y las contradicciones de su testimonio, Luzuriaga terminó detenida acusada del delito de «homicidio agravado por el vínculo».
Descartado el crimen en el marco de un robo y al verificarse que no hubo faltantes, Silvestrini declinó su competencia y la causa pasó a la órbita de la UFI 16 Especializada en Violencia de Género y Violencia Familiar, a cargo de la fiscal Marcela Juan, quien indagará a la imputada en las próximas horas.
El cadáver de Mangoni fue remitido a la morgue judicial de los tribunales de Lomas de Zamora, donde se realizará la autopsia.