Día de la Felicidad: por qué se celebra el 20 de marzo

 

El 20 de marzo es una jornada muy particular porque se celebra el Día Internacional de la Felicidad, una conmemoración que proclamó la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A su vez, también celebra la inclusión y que, por lo tanto, exige que todos los gobiernos del mundo lo tengan presente como parte de sus políticas sociales y económicas, para que de esta forma pueda existir una verdadera equidad y bienestar colectivo.

Cómo surgió el Día de la Felicidad

El origen del Día Internacional de la Felicidad es una bonita historia. Fue el Reino de Bután, un pequeño país del sur de Asia, en la cordillera del Himalaya, el que propuso este día a la ONU.

Resulta que el rey de Bután hace más de 40 años, y cuando solo tenía 16 decidió que la filosofía de su gobierno se basara en la felicidad de sus súbditos. Y para ello inventó el concepto de Felicidad Nacional Bruta (FNB), en vez del Producto Interior Bruto.

Cómo celebrar el Día de la Felicidad

Sube tu autoestima: Aprovecha este día para hacer algo que te guste o simplemente introducir algo nuevo en tu vida, como por ejemplo un cambio de look que mejore tu apariencia y tu autoestima.

Aprender a perdonar: El aprender a perdonar los errores de los demás y los nuestros, es una manera sana de vivir. Cuando perdonamos podemos sentir en nuestro interior gozo y satisfacción y las cargas se hacen menos pesadas. Nos ayuda a ser más felices.

Disfrutar en compañía de gente positiva: Cuando estamos rodeados de personas con una actitud positiva ante la vida, en cierta forma, nos contagiamos de esa misma energía. Somos capaces de ver el mundo y todo los que nos rodea de una forma diferente y nuestros deseos de vivir y ser felices aumenta.

Sal y practica algún tipo de deporte: Se sabe que la práctica del deporte es una excelente manera de liberar endorfinas, que una vez activadas producen una grata sensación de placer y bienestar.

Vivir el presente y ser agradecidos: No deja de ser importante, el hecho de aprender a agradecer por todo lo que se disfruta en el presente. Preocuparse por lo que pasó o lo que pasará, nos quita mucho tiempo y no permite que disfrutemos las bondades del día a día.