“Queremos poner en valor el aporte de la mujer para el desarrollo de nuestra sociedad”, dijo el presidente, en el Salón de la Ciencia Argentina
El presidente Alberto Fernández encabezó este mediodía el acto en el cual el Salón de los Científicos de Casa Rosada pasó a denominarse Salón de la Ciencia Argentina y se amplió el número de personalidades homenajeadas como un aporte más en pos de contribuir a la igualdad de género y para reconocer el recorrido histórico de las mujeres en el ámbito de la ciencia y la tecnología.
“Tenemos que hacer mucho más para que la sociedad termine con todo tipo de discriminación y valore a todos del mismo modo”, señaló el mandatario al descubrir la placa del nuevo nombre de la sala, ubicada en el primer piso de la Casa de Gobierno.
Luego de hacer una recorrida para observar los cuadros incorporados, Fernández afirmó que “hoy estamos dando un paso simbólico, pero ese simbolismo ocurre en la casa donde se gobierna la Argentina y es un mensaje para todos: desde el Gobierno no queremos más discriminación y queremos poner en valor el aporte de la mujer para el desarrollo de nuestra sociedad”.
Participaron de la ceremonia las ministras de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, y de Salud, Carla Vizzotti; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; la portavoz de Presidencia, Gabriela Cerruti; la presidenta del Conicet, Ana María Franchi; el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; y las escritoras del libro “Científicas de Acá: Historias que cambian la historia”: Carolina Luz Hadad, Julieta Irene Elffman, Julieta María Alcain y Valeria Edelsztein.
La iniciativa se llevó a cabo en el marco del Programa Nacional para la Igualdad de Géneros en Ciencia Tecnología e Innovación, impulsado por esta cartera, con la finalidad de incluir a todo el colectivo que conforma este ámbito sin distinciones de géneros.
La actividad se realizó al celebrarse el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha promulgada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que apunta a lograr una participación equitativa en la formación y estudios para romper con la brecha de género.
La coyuntura demuestra, en este sentido, la necesidad de contar con un Estado activo en términos de políticas de igualdad que incluya manifestaciones acordes de todos los organismos que lo conforman.
“No solo desde lo simbólico, pero también en lo simbólico estamos dando pasos claves”, resaltó la ministra Gómez Alcorta. “Las primeras cinco universidades nacen en el siglo XI, y nosotras llegamos a las universidades en el siglo XIX. Esos casi ocho siglos de diferencia hicieron que recién hoy pudiéramos estar representadas en este salón”, celebró.
En tanto, Filmus indicó que “ésta es una de las líneas transversales sobre las que el Ministerio de Ciencia y el CONICET estamos trabajando muy fuerte para que haya una igualdad integral”.
Y resaltó que “la Argentina tiene en este momento el orgullo de tener siete de los grandes centros de investigación liderados por mujeres”.
A su vez, Vizzotti valoró el trabajo de investigación de las escritoras del libro ”Científicas de Acá: Historias que cambian la historia” para que “esas trayectorias se puedan visibilizar”.
El Salón de los Científicos fue inaugurado el 1 de septiembre del año 2009 con el fin de homenajear a grandes personalidades de la historia de la ciencia argentina, y desde ese momento en las paredes se exhiben las fotografías de Emma Pérez Ferreira, Florentino Ameghino, Gregorio Klimovsky, José Antonio Balseiro, Jorge Alberto Sábato, Manuel Sadosky, Francisco Pascasio Moreno, Ramón Carrillo, Rebeca Gerschman, René Gerónimo Favaloro y Salvador Mazza. También se destacan tres Premios Nobel: Bernardo Alberto Houssay, Luis Federico Leloir y César Milstein.
Las científicas que fueron incorporadas hoy a la sala son:
Eugenia Sacerdote de Lustig: una médica de origen italiano que introdujo la técnica de cultivo in vitro de células en Argentina. Estudió con Jonas Salk, creador de la vacuna contra la poliomielitis, y fue la primera en probar y masificar esta vacuna en nuestro país durante la epidemia de 1956. Fue Jefa de Virología del Instituto Malbrán.
Las cuatro de Melchior (Irene Bernasconi, María Adela Caría, Elena Martínez Fontes y Carmen Pujals): fueron las primeras científicas mujeres que lideraron una expedición a la Antártida en 1968. Se desempeñaban en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “B. Rivadavia”. Aportaron al conocimiento de las algas marinas, esponjas silíceas, estrellas, erizos de mar y otros invertebrados, y realizaron estudios de microbiología ambiental.
Elisa Bachofen: fue la primera ingeniera de Argentina y de Latinoamérica, recibida en 1918. Cofundadora de la Unión Feminista Nacional y pionera de la educación técnica para mujeres. Además de ser inventora, escritora y docente, fue directora de obras viales en la Dirección de Puentes y Caminos durante más de 20 años.
Rebeca Guber: doctora en Matemática, fue una de las personas más importantes en el desarrollo de la computación en Argentina. Fue secretaria ejecutiva del Instituto de Cálculo en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Trabajó por el desarrollo de la computación argentina desde la política pública, la sociedad civil, la universidad y el sector privado.
Sara Rietti: fue directora de la Maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología, la más antigua de la UBA. Jefa de Gabinete de la Secretaría de Ciencia y Tecnología durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Integrante activa del Foro Nacional Interdisciplinario Mujeres en Ciencia, Tecnología y Sociedad.
Elvira López: en 1901 se convirtió en la primera egresada de la carrera de Filosofía y Letras de la UBA. Fue, además, una pionera de la teoría feminista: planteó el problema de cómo conquistar la independencia moral y económica siendo mujeres.
Telma Reca: pionera en la clínica psiquiátrica infanto-juvenil en Argentina. Profesora titular de diversas cátedras. Creadora, junto con otras personas, del primer plan de estudios de la carrera de Psicología de la UBA.
Hetty Bertoldi de Pomar: fue una de las primeras geólogas argentinas, pionera en su campo, referente y apasionada por el estudio de los silicofitolitos, estructuras clave en la paleo y arqueobotánica, que permiten conocer cómo vivían nuestros antepasados y cómo eran los paisajes de hace miles y hasta millones de años.