La degolló y confesó: “Todavía la quiero, era una excelente mujer”
Gabriel “Cachi” Aceval fue atrapado en la madrugada del martes tras haber asesinado a su ex, Melina Romero, mientras esta precalentaba en el banco, para salir a disputar un picadito de fútbol en la localidad chaqueña de La Clotilde con sus amigas.
Llamada por su ex pareja, se acercó para repetirle que no la molestara más y recordarle, que la relación entre ellos se había terminado hacía tiempo y que ya no volverían a estar juntos. Sin entender palabra y en medio de las discusiones y los insultos, Aceval sacó un cuchillo de caza y literalmente, le cortó el cuello a Melina frente a sus compañeras de equipo. Prófugo de la Justicia, horas después del asesinato dejo mensajes en las redes sociales y un audio donde se podía apreciar la culpa por el hecho cometido.
Melina era madre de dos pequeñas. Solo habían salido cinco meses y distintos familiares de la víctima declararon en la causa que la pareja se había terminado hacía casi un año pero que él no lo entendía. El fiscal Cristian Ignacio Arana está convencido que el femicidio de Melina fue planificado.
Testigos aseguran que la conversación entre ellos, que luego se convirtió en discusión, duro pocos minutos. Una de las amigas de la víctima relató que vio como Aceval “abrazó” a Melina para luego hacerle un tajo en el cuello. También explicó que la víctima “caminó unos dos o tres metros hasta que escupió sangre y cayó”.
Los primeros resultados de la autopsia señalan que la muerte se dio por un profundo y único corte en el cuello que afectó el paquete vascular izquierdo, causando una hemorragia aguda, shock hipovolémico y paro cardiorrespiratorio. El arma no se encontró hasta el momento. Se cree que se la llevó al atacante y que ese cuchillo fue su herramienta principal para mantenerse dos días prófugo en la inmensidad de los bosques chaqueños de esa zona.
“Le estaba por matar las dos hijas, pero no vino y cayó ella, yo la quería mucho” rezaba un posteo con la foto de Melina. Con la poca batería que le quedaba en su celular, el femicida, se comunicó con varias personas. Le envió mensajes a familiares y amigos pero, además, llamó al comisario de la zona. Según explicó el oficial, en la breve conversación, le dijo “también debería haber matado al juez”.
A uno de sus amigos le envió un mensaje de audio que fue rápidamente reportado al fiscal Arana e incluido en el expediente: “Mandale un abrazo a la Chiqui. Fue una buena mujer decile. Encima la sigo queriendo a la chica todavía. Una excelente mujer”.
El detenido fue acusado de homicidio agravado por el vínculo de pareja. Desde la fiscalía no descartaron sumarle el agravante de femicidio. En cualquiera de los dos casos la pena es, indefectiblemente, la de prisión perpetua. n&p