Volvemos para ser mejores
Mientras el mundo continúa pensando cómo hacer para abatir las nuevas cepas de COVID-19, nosotros vamos a una normalidad prolongada en el tiempo pero también cuidada en los espacios. Algo habremos hecho bien.
Como sociedad tenemos una deuda, pero no la económica del FMI o la productiva de venir de 4 años previos de la pandemia con un neoliberalismo voraz que nos consumió a límite impensados. También tenemos otra: la de reconocernos, la de reinventarnos y aprender que a veces sí, que a veces este país que el resto del mundo considera subdesarrollado hace las cosas bien.
Nos cuesta creer que sigue bajando el índice de contagios y de muertes mientras el mundo entero vuelve a pensar cómo hacer para sortear las nuevas cepas que se multiplican en los país más “desarrollados”, nos cuesta admitir que el sistema de salud, aún con todo lo que se hizo para destruirlo sigue constituyéndose como un sistema de avanzada, y de una capacidad enorme. Nos resulta difícil creer que el Estado, no está lleno de ñoquis, como se decía, sino de personas comprometidas con una causa nacional que piensan todos los días como sacar esta Nación adelante. Sí, nos cuesta… porque eso querría decir que habremos hecho algo bien.
Y hoy, con una nueva normalidad a cuestas, con la posibilidad de volver a disfrutar de la vida, nos dicen que viene el tiempo de la reactivación, de la producción y de la industria, y no podemos pensar que es verdad porque eso significaría creer, confiar e imaginar, que ese sufrimiento conocido, que nos emparentó mucho tiempo, simplemente no es necesario.
Por supuesto, no está todo bien, pero viéndonos en perspectiva… no salimos de la pandemia, porque el mundo no salió, porque desde otros países sigue mutando, pero si los contagios más severos no se dan en la Argentina, si las mutaciones más complejas no afectan a nuestra Nación, es porque quizás debamos reconocer que, en Argentina… estamos volviendo a la vida.