Coronavirus: ¿podemos confiar en la OMS?
La organización Mundial de la Salud (OMS) fue mostrando en estos críticos últimos 6 meses una larga serie de contradicciones y de marchas y retrocesos respecto a recomendaciones esenciales para frenar la Pandemia. Organismo líder e indiscutido en otros tiempos, hoy muchos leen con suspicacia y desconfianza sus recomendaciones.
Por Fernando Sarmiento y Gilberto Guggini
Fernando Sarmiento es Doctor en Salud Pública y Profesor Titular de Medicina Familiar y Atención Primaria de la Salud y Profesor Asociado de Funciones Esenciales de la Salud Pública; Gilberto Guggini es Doctor en Salud Pública, Licenciado en Publicidad con especialización en salud. Ambos son consultores de ministros de salud provinciales, concejos directivos de hospitales nacionales y organizaciones no gubernamentales.
Es fundamental que en tiempos de Pandemia se trate de trabajar organizadamente en Salud Pública a nivel Nacional y si fuera posible a nivel Regional e Internacional. Durante años las recomendaciones de la OMS fueron dictámenes indiscutidos en muchos temas relacionados a la Salud Pública de las Naciones. Recomendaciones sobre cuantos médicos son necesarios por cantidad de habitantes, cuántas camas de internación debe tener un país según la gente que lo habita y tantas otras fueron tomadas a rajatabla por países europeos que hoy ante la Pandemia se han dado cuenta que tales recomendaciones se quedaban cortas y eran por así decirlo obsoletas.
En estos tiempos de Pandemia se propaga, quizás más rápido que el virus, la desinformación, y es así como ministros de salud están ante la disyuntiva de recurrir a las recomendaciones contradictorias de la OMS o encargarle a expertos locales un diagnóstico de situación y un plan de acción, a veces en disonancia con la propia OMS.
Respecto a la OMS, sus contradicciones, marchas y contramarchas, y sus recomendaciones debemos mencionar en primer lugar una tardía actitud frente a la notificación de China del 31 de diciembre de 2019 respecto a la detección de un nuevo coronavirus, declarando la emergencia sanitaria a fines de enero y decretando el estado de pandemia a principios de marzo, cuando más de 30 países ya reportaban casos.
En cuanto a los viajes internacionales y eventos masivos comerciales de Europa, la OMS al principio de esta situación, momento clave para actuar, no aconsejó restricciones sobre viajes a China ni la suspensión de ningún congreso ni evento.
Respecto al mecanismo de contagio del virus, la OMS dijo que era principalmente a través del contacto y de las pequeñas gotitas respiratorias producidas durante la tos y el estornudo que se diseminarían a un radio menor a 2 metros. Sin embargo muchos expertos sospechan que el virus se diseminaría también al hablar o cantar con gotitas mas pequeñas que permanecerían en el aire suspendidas por horas, recomendando ventilar los ambientes abriendo las ventanas y evitando dispositivos que reciclen el aire como los aire acondicionados frío calor.
También es poco firme la postura de la OMS respecto a recomendaciones terapéuticas, en especial hacia el uso de hidroxicloroquina y de ivermectina, en donde muchos científicos se encuentran abocados a determinar su efectividad tanto en el aspecto terapéutico como en el aspecto preventivo. Así hoy día, por ejemplo en nuestro país, existen diferentes protocolos que utilizan tanto una droga como la otra.
Un punto crucial es el uso de barbijo o de tapa nariz y boca. En un principio tanto la OMS como organizaciones científicas locales desaconsejaron el uso de barbijos pues no estaba probado que el virus permaneciera en el aire, sino que el virus se propagaba por pequeñas gotitas producidas por tos y estornudos que rápidamente caían al suelo a una distancia determinada. Sin embargo, desde el 4 de mayo el uso de tapa nariz y boca es obligatorio en la Ciudad de Buenos Aires a la vez que se hizo obligatorio en casi todo el país.
En nuestra opinión, bajo los lineamientos de la atención primaria de la salud, uno de los ejes centrales de la Salud Pública, que tiene a la prevención de enfermedades como uno de sus máximos estandartes, consideramos que más allá de que estén probadas o no la permanencia en el aire del virus a partir del mero acto de hablar, es mejor prevenir, y en este sentido el uso de tapa nariz y boca, el aseo de manos y superficies, y el distanciamiento social son las únicas medidas preventivas que tenemos al momento. Sin embargo, y en esto recordamos que el éxito de estas depende de su uso en conjunto y no como medidas separadas.
La OMS es sí, un referente, pero sus opiniones y recomendaciones deben analizarse cuidadosamente como cualquier otra opinión y recomendación de la que dependiera la vida y la salud de los pueblos.