Cierre de 49 escuelas rurales: el Estado no garantiza el derecho a la educación
El cierre de escuelas, es sin duda, una de las noticias más relevantes en la agenda política y social de las últimas semanas. A días de arrancar el ciclo lectivo en la provincia de Buenos Aires (el próximo 5 de marzo) cientos de chicos, maestros y familias se enteraron de sopetón que el establecimiento al que iban no se abrirá más.
Hasta el momento – porque todos los días se conocen nuevos cierres- , el Ministerio de Educación bonaerense procedió a la clausura de 49 escuelas y jardines: 8 en el Delta de San Fernando, 2 en la isla Martín García y 39 en zonas rurales de Pellegrini, Chascomús, Castelli, Laprida, Lezama, Ayacucho, Tres Arroyos, Lincoln, Tres Lomas, Rauch, Tordillo, Pringles, Exaltación de la Cruz, Chacabuco, Chivilcoy, 9 de Julio, General Belgrano, Dolores, General Guido, Cháves, Coronel Dorrego, Villarino y Olavarría.
«Tienen una concepción de que la educación es un gasto y no una inversión»
Por el conflicto, el Sindicato Unificado de los Trabajadores de la Educación de la Provincia de Buenos Aires (Suteba) confirmó que este viernes se reunirán con el Director General de Cultura y Educación para abordar el conflicto.
«Tienen una concepción de que la educación es un gasto y no una inversión y utilizan como argumento para el cierre la optimización de recursos pero el Estado tiene que asistir en los lugares donde las familias están aisladas», afirmó Roberto Baradel, secretario general de Suteba.
Cabe destacar que la cantidad de estudiantes de escuelas rurales o isleñas es mucho menor que la de establecimientos citadinos. Los cierres implican – además de menos fuentes de trabajo – que muchos niños deberán trasladarse en geografías complejas para continuar sus estudios y eso significa desproteger a las poblaciones más aisladas e incomunicadas; por lo tanto, el Estado no estaría garantizando el derecho a la educación en esos casos.
Tampoco es menor que los parajes rurales donde se cierran los colegios se quedarán de esta manera sin oferta académica, una variable más que promueve la migración del campo a la ciudad.